Algunas decisiones siembran futuro. Otras, abonan en el presente. Y algunas, las mejores, siembran y abonan.
De esta clase de decisiones deberá tomar la LXII Legislatura de la Cámara de los Diputados y las Diputadas.
Los mexicanos y las mexicanas han elegido. Han entregado su confianza y esperanza nuevamente a nuestro Instituto Político. Gran responsabilidad. Gran compromiso.
Construir un Congreso funcional, será la base, para la construcción de las reformas estructurales urgentes del Estado mexicano.
Para ello será necesario, hacer más y mejor política. Pero una política distinta: más eficaz en la preservación de los derechos de los ciudadanos, más atenta a las necesidades sociales, más sensible con los problemas de millones de compatriotas y más comprometida con el desarrollo democrático del país.
Esa es la política que nosotros, los diputados y las diputadas federales priistas aplicaremos. Por fortuna quienes hoy somos diputadas y diputados electos, pertenecemos a una generación que ha tenido un concepto constructivo y aristotélico del quehacer político: la política como virtud, puesta al servicio de los ciudadanos, y la política como respeto al adversario político.
La situación dolorosa que vive nuestro país, requiere también, de la defensa de principios, intelectuales y éticos, requiere de no caer en extremos peligrosos; ya lo decía Edmund Burke: “el Parlamento, no es un congreso de embajadores que defienden intereses distintos y hostiles, intereses que cada uno de sus miembros, debe sostener como agente y como abogado, contra otros agentes y otros abogados; sino es, una asamblea deliberante de una nación, con un interés: el de la totalidad; donde deben guiar, no los intereses y prejuicios locales y personales, sino el bien general que resulta de la razón general del todo. Cuando se elige a un Diputado, se elige a un miembro de un Parlamento”.
México ha cambiado de muchas maneras en los años recientes. Nuestro país se ha hecho más plural, más democrático y más participativo. La ciudadanía se ha vuelto consciente del enorme poder que tiene y de la gran responsabilidad que eso significa.
Por ello se hace imperativo que los políticos prestigiemos la política y cambiemos el estado de cosas, renovando las instituciones e incrementando la participación y el poder ciudadano en los quehaceres del Estado.
Nuestro país está viviendo una circunstancia crítica que requiere de la suma de esfuerzos para superarla. La unidad de los mexicanos es indispensable.
El 1 de julio, el pueblo de México le ha dado nuevamente al PRI, la gran oportunidad, de contribuir, nuevamente, a la historia de un país como el nuestro, cambiante, heterogéneo y diverso; el 1 de julio, los ciudadanos mexicanos y las mexicanas nos dieron la oportunidad de modernizar al México del siglo XXI.
Esto, nos obliga además, a nuestra propia transformación a hacer una recapitulación y revisión autocrítica, que nos impone combatir mitos y reorientar a nuestra organización, para asumir el papel que habremos de seguir en el México contemporáneo.
Honremos esta segunda oportunidad, que nos dan, con resultados.
Nos toca abonar en las aspiraciones de justicia social para tod@s, concretando reformas con sentido social.
Nos toca abonar y sembrar para coadyuvar al desarrollo de un programa nacionalista, con un gobierno eficaz, honesto, transparente, que rinda cuentas. Un gobierno democrático que respete y haga respetar la ley y que preserve el Estado de Derecho.
Nos toca abonar y seguir construyendo la democracia en México.
Pero a todos los poblanos y a todos los mexicanos, nos toca también, contribuir a restablecer la confianza, que tiene un peso determinante en la cohesión social y en el bienestar económico de una sociedad y es, como dicen algunos autores “un lubricante para la cooperación”.
Nuestras decisiones sembrarán para el futuro y abonaran en el presente. Sembraremos y abonaremos. Ese es nuestro compromiso.
Lo haremos por México!
Lo haremos por Puebla!
*Palabras pronunciadas en nombre de las diputadas y diputados federales electos por el estado de Puebla.
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