Por Valentín Varillas
Andrés Manuel López Beltrán enfrentó sus primeras tres pruebas de fuego como responsable de la operación y movilización de las estructuras de Morena para la obtención de votos.
No le fue bien.
En Durango perdieron municipios importantes, entre ellos la capital y en Veracruz, donde son gobierno, dejaron ir territorios que gobernaban como Poza Rica y Cosoleacaque.
Sin embargo, el verdadero fracaso de Andy tiene que ver con la poquísima asistencia a las urnas en la elección judicial.
Los números que tramposamente maneja el oficialismo en el discurso, no son tan alegres como pretenden hacernos creer.
De entrada porque el universo a analizar en términos de porcentaje, no debe ser el total de mexicanos inscritos en el padrón electoral, sino el voto obtenido por Morena.
Sí, la convocatoria para participar es universal, pero era evidente que la enorme mayoría de quienes no comulgan con los postulados de la 4T no iban a salir a votar.
Habría que descartarlos de antemano para llevar a cabo un diagnóstico mucho más preciso de qué tan exitoso resultó el proceso.
En este contexto, lo ideal hubiera sido acercarse siquiera a los casi 36 millones de votos con los que Claudia Sheinbaum llegó a la presidencia.
Que buena parte de quienes en su momento apoyaron su proyecto le dieran el tan necesario espaldarazo en la coyuntura más importante que ha enfrentado hasta el momento como jefa del ejecutivo federal.
No fue así.
Los 13 millones de electores que manejan las cifras más alegres, superan apenas un tercio de lo anterior.
Varias lecturas se desprenden de esta realidad.
La primera de ellas es por mucho, la más contundente y preocupante: la elección de jueces, magistrados y ministros no fue producto de la voluntad de ese pueblo bueno y sabio que optó por la continuidad de Morena en el proceso de hace un año.
Quienes decidieron en realidad fueron las élites de poder.
Como antes.
No existe cambio alguno.
Otra interpretación de estos números podría indicar que, a pesar de que la actual presidenta fue la más votada de la historia, el mercado cautivo del oficialismo podría haber sufrido una merma.
Consultas públicas realizadas en el sexenio de López Obrador, en donde se esperaba únicamente la participación de militantes y simpatizantes de su movimiento, tuvieron una mucho mejor respuesta.
La de llevar a juicio a los expresidentes, por ejemplo.
En aquel 2021, con un padrón electoral con menos mexicanos inscritos, 19 millones de mexicanos salieron a votar en una monumental farsa que puso a subasta la aplicación del estado de derecho.
Casi un 50% más de los registrado el domingo pasado.
Andy llegó al cargo que ostenta en el partido con la enorme carga del nombre y apellido.
Ese que es sinónimo de efectividad y resultados en lo que a operación política se refiere.
Vaya reto enorme el que tiene por delante.