Por Valentín Varillas
La encuesta realizada por la empresa Buendía & Márquez sobre desempeño presidencial, publicada ayer en El Universal, muestra que 8 de cada 10 mexicanos está de acuerdo con la manera en la cual Claudia Sheinbaum está llevando las riendas del país.
El indicador es 5 puntos mayor que el de la más reciente medición (Noviembre 2024).
Curiosamente, el factor que detona este crecimiento tiene que ver directamente con la forma en la cual la jefa del ejecutivo federal ha manejado los nuevos retos que supone la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Según la empresa, la manera en la cual se lleva la relación con ese país “ha contribuido a la mejoría en varios de los indicadores que miden su gestión”.
Y es que, el 81% del total de los encuestados considera que “las declaraciones de la presidenta han contribuido a unir a los mexicanos”, mientras que el 12% sostiene la opinión contraria”.
Y añade: “Este indicador de unidad en torno a Sheinbaum Pardo ha aumentado 10 puntos porcentuales desde que Trump tomó la presidencia del país vecino”.
Hay una aprobación abrumadoramente mayoritaria sobre su actuación en el primer gran reto que ha enfrentado como presidenta del país.
Y aquí, nada tiene que ver la herencia de su antecesor.
Cuando se dieron a conocer las primeras encuestas que la ubicaban entre 72 y 75%, desde varios frentes intentaron quitarle méritos propios al inicio de su gestión.
Minimizaron las cifras interpretándolas como una simple tendencia de los niveles que dejó AMLO al final de su sexenio y la natural asociación entre ambos personajes.
Ahora, ya no queda espacio para tan mañosa conclusión.
No hay quien, en su sano juicio, crea que el ex presidente está detrás de las decisiones que en términos de la agenda bilateral se han tomado en el nuevo gobierno.
Es más, sectores tradicionalmente anti-4T han tenido que reconocer que ha existido la prudencia y la firmeza necesaria para defender los intereses del país en medio de esta complicada coyuntura.
Las cámaras y los empresarios más importantes de México han avalado estas primeras acciones.
Sheinbaum ha respondido de manera inmediata a temas en materia de economía y seguridad pública.
Lejos de tirarse a la hamaca, ha convocado a reuniones de urgencia con su gabinete para definir estrategias e intentar minimizar los enormes daños colaterales que pudieran desatarse como consecuencia de un errático desempeño.
Esto, en lo que se refiere al fondo, a lo realmente importante,.
En la forma, es evidente que se mantendrá el discurso público con tintes nacionalistas y con frases que hagan referencia a la defensa de la soberanía.
Faltaba más.
Es lo mínimo que se espera de quien ocupa la silla presidencial.
Algo que -por razones absolutamente extrañas- les molesta mucho a aquellos opositores obsesivos, incapaces de concederle al actual gobierno el mínimo reconocimiento y que seguramente la estarán pasando muy mal con estos números fríos, contundentes, demoledores, que contradicen su convenenciera visión de lo que pasa en el país.
