Por Alejandro Mondragón
Quedó confirmado que hoy existe demasiada sede legislativa para tan lamentable nivel de diputados y diputadas en el Congreso de Puebla.
Para muestra hay cuatro ejemplos, todos y todas llegaron de la mano de Morena y sus aliados. La estulticia es brutal.
Empecemos con el primer caso: María de la Barreda, quien propuso una iniciativa de Ley para la Crianza Positiva en Puebla. Su propósito es establecer un marco normativo para promover prácticas educativas basadas en el amor y respeto, sin castigos físicos o psicológicos.
Esta legisladora debería empezar en casa, ¿verdad?
¿Ya le olvidó que su marido Eduardo Alcántara está sentenciado por acosar sexualmente a una compañera del PAN, Érika de la Vega? La crianza de este personaje fue terrible, pero María no ve en lo que se convirtió su pareja.
Y todo se hizo público, con pruebas.
Oooootra personaje que hace del protagonismo una iniciativa de Ley es Nayeli Salvatori Bojalil. Ella anunció una propuesta de Ley para sancionar a las madres que impiden a los padres biológicos contacto con sus hijos.
Aunque Salvatori reconoció que son más las mujeres que sufren de este tipo de situaciones, afirmó que también hay que proteger a los hombres, por lo que se requiere legislar más en esta materia.
Lo incongruente de su iniciativa es que la plantea cuando enfrenta un divorcio que se ha hecho público con el padre de su hijo, quien fue detenido por policias de San Pedro Cholula, gracias a las influencias que presumía esta diputada.
Son dos casos que reflejan la incongruencia, la impreparación, la ausencia de timing legislativo y, sobre todo, el protagonismo ramplón.
Nunca me cansaré de señalar que nadie parece respetar la investidura que tienen y lo define todo.
Las graciosadas de legisladores y diputadas dejan al Congreso como un circo y a Morena como un corral.
Mañana seguimos con los dos ejemplos.
