04-12-2024 01:19:47 PM

La mala entraña panista

Por Alejandro Mondragón

 

Lo que más asombra en la elección para renovar la dirigencia estatal del PAN es la ignorancia y la mala leche de los propios liderazgos panistas.

 

Ningún personaje, por más que se llame Eduardo Rivera, puede manipular estatutos para imponer el método de elección.

 

Para empezar, Rafael Micalco y Mónica Rodríguez, quienes han ocupado cargos partidistas, saben que el método lo eligen las estructuras municipales y regionales de Acción Nacional.

 

Son 113, cuyas dirigencias y delegados llevaron asambleas para definir si militancia o consejo elegirían al próximo líder de su partido. Y 93 optaron porque lo nominaran los consejeros.

 

Se levantó un acta, según estatutos, para presentarla al Comité Directivo Estatal del PAN, el que a su vez lo remite al CEN del partido para darle validez.

¿Qué pasó?

 

Pues los gritos de Micalco y Mónica Rodríguez a las estructuras para no ceder a lo que usted se imagine, siempre lo hicieron desde la comodidad de la capital.

 

En cambio, otros acudieron a las regiones para operar, pues de eso se trata la política ¿no?

 

Pero en su mala leche por sembrar más dudas que certezas al proceso (para justificar quizá su derrota) dejan en la deslegitimación la nominación del nuevo dirigente.

 

Lo cierto es que hoy tampoco se sabe quiénes finalmente se postularán para dirigente. El único que ahora sí, de propia voz, se excluyó fue Eduardo Rivera, porque estará muy ocupado en su nuevo cargo en el CEN azul.

 

En resumen, nadie impuso el proceso de elección. Fueron las asambleas de las 113 estructuras regionales y municipales que resolvieron a favor del consejo.

 

Qué hubo operación política, sin duda, como en otros procesos.

 

Eso de que no hay que temerle a la militancia es la peor bravuconería de barrio, pues fue precisamente esa militancia la que mandató mayoritariamente a las estructuras.

 

Dejen de joder.

 

Mañana toca el caso Morena.

 

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