Por Alejandro Mondragón
Dos veces ya fue bateado el tema “García Parra” por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual fue llevado por “periodistas” para descalificar a uno de los más cercanos al gobernador electo, Alejandro Armenta Mier.
Otro de los suyos: José Tomé. A él empezaron a atacarlo con asuntos personales que distan mucho de la realidad.
Y uno más, Javier Sánchez Galicia también fue víctima de impactos en redes sociales con la fuerza del descorche de un Sidral Mundet.
Melquiades Morales Flores solía decir con frecuencia, cuando un personaje de la política le mordía la mano:
“¿Qué favor le habré hecho que habla tan mal de mí?”.
Y tenía razón.
En tiempos de canallas es común que aquellos que no han resultado beneficiados con posiciones o negocios a futuro salgan a atacar al más cercano al gobernador electo.
Para nadie es un secretro que José Luis García Parra, José Tomé y Javier Sánchez Galicia forman parte del grupo más leal y disciplinado de Armenta Mier.
El propio exsenador lo ha reconocido públicamente, por lo que los suyos son hoy presa de las insidias y la mala entraña.
Tampoco sorprende, porque al subirse todos y todas al barco del triunfo de la 4T en Puebla, también lo hicieron las ratas y alimañas.
¿Qué morenovallista se siente agraviado?
¿Qué nachista está indignado por no ser incluido en el proyecto que se avecina?
¿Qué primo sigue muino porque de niños perdió a las canicas con el hoy mandatario electo?
Decía otro exgobernador Manuel Bartlett: si no quieren quemarse no se metan a la cocina.
El punto aquí es que las campañas que vienen de dos frentes han sido detectadas ya.
El problema para los mecenas de los ataques es que han fortalecido al grupo, porque bien saben que en política, los enemigos son de verdad, y los amigos de mentiritas.
