Por Valentín Varillas
En todo México existen 2,471 autoridades municipales en funciones.
545 son mujeres.
De acuerdo con Consulta Mitofsky, la alcaldesa de Atlixco es considerada la 3ª mejor del país.
Y no sólo eso: de acuerdo con su ranking nacional, es decir, de entre los casi dos mil quinientos arriba mencionados, Ariadna Ayala ocupa el lugar número 11 en términos de aprobación ciudadana a su gobierno.
Además, dentro del microcosmos emanados de Morena y sus aliados electorales, es la 4ª de toda la República.
Ahora se entiende por qué ganó caminando el proceso interno para elegir candidat@ en Atlixco.
Y a la vez, se explican fácilmente los números obtenidos en ese municipio en la jornada electoral del 2 de junio pasado.
Ahí, Ariadna Ayala amarró su reelección derrotando con una diferencia de 25 puntos porcentuales al candidato del bloque opositor Benjamín Minutti.
Demoledor.
Un refrendo absoluta de la confianza ciudadana a su administración.
Un aval ampliamente mayoritario a las acciones y programas de gobierno puestos en marcha los últimos tres años.
De ahí, que los atlixquenses hayan optado por la continuidad.
Gusta el gobierno y les convence quien lo encabeza.
Y esto no está sujeto a la ambigüedad que desatan las filias y las fobias políticas.
O hasta las que se sudan en el campo de los personal.
Se trata de indicadores claros, contundentes, que no dejan espacio para ningún tipo de duda.
Habrá quienes no quieran ver esta realidad.
Seguramente son los mismos que no acaban de entender el México de hoy y el mensaje muy claro expresado en las urnas.
Los que, ante su monumental incapacidad de leer con realismo el país en el que viven e intentan hacer política, recurren a la descalificación como método único de expresar su frustración.
Quieren que la realidad se ajuste a sus análisis e intereses.
Pobres.
Tienen ante sí un muy largo y doloroso camino.