Por Alejandro Mondragón
Rafael Moreno Valle había ganado la elección por la gubernatura al PRI.
El marinismo se preparaba para el exilio. El ex partidazo nombró en enero del 2012 a Fernando Morales Martínez como líder del tricolor en Puebla.
En su primera visita de cortesía con el gobernador Rafael Moreno Valle, Morales le preguntó:
¿Y qué quieres que haga con el PRI, Rafa?
Baja el switch, ¡apágalo!, le dijo sin más.
Eso hizo Morales Martínez.
La anécdota bien valdría la pena que revisara el próximo dirigente del PAN, segunda fuerza política en Puebla.
¿Quién será el líder que apague la luz en el PAN en el sexenio de Alejandro Armenta Mier?
Hasta el momento, Eduardo Rivera Pérez ya se anotó para quedarse al frente del partido, lo que ha desatado críticas severas de exdirigentes como Genoveva Huerta o Pablo Rodríguez Regordosa.
La misma diputada local, Guadalupe Leal, ha señalado que El Yunque no se puede ahora apoderarse del partido como cofradía.
Es la hora en que no existe una autocrítica sobre la debacle del PAN y aliados en las elecciones del 2 de junio.
En verdad, ¿nadie vio pasar a la manada que los arrasó? ¿Ningún liderazgo tuvo la autocrítica de advertir la madriza que se avecinaba?
En política, no hay sorpresas, sino sorprendidos. Hay evidencias claras que tooooda la campaña panista se encapsuló en sus propias mentiras y acabaron por evadir la realidad.
¿Qué perfil panista se requiere para enfrentar la aplanadora morenista que se llevó todo?
¿Eduardo Rivera ahora sí encararía, como líder partidista, a Alejandro Armenta, como no lo hizo de candidato?
Quizá lo mejor también sea bajar el switch.
