Por Jesús Manuel Hernández
Cuando la tarde del pasado miércoles 29 de mayo escuché a Javier Sánchez Galicia, pronosticar “carro completo” en Puebla y triunfo de Alejandro Armenta 2 a 1 con Lalo Rivera, y colocar a Pepe Chedraui con al menos 10 puntos arriba de Mario Riestra, puse en duda varias de sus aseveraciones.
Sánchez Galicia, consultor político desde las épocas de Manuel Bartlett, ha participado en varias campañas estatales, nacionales e internacionales.
Sus dichos están registrados en el programa #CucharaCuchilloTenedor para quien le interese.
La madrugada del lunes efectivamente cobraron fuerza los pronósticos de Sánchez Galicia para Puebla, carro completo. Por desgracia no hablamos de la elección nacional, el arribo de Claudia Sheinbaum no fue sorpresa, lo fue en cambio, para propios y extraños la Mayoría Calificada en el Congreso de la Unión lo que le permite a Claudia, arribar a la Presidencia con más fuerza que López Obrador.
¿Qué pasó, qué sucedió, por qué la oposición no pudo contrarrestar el avance de la 4T?
Las sesudas reflexiones del café dejarán migajas, pero los análisis de la ciencia política dejan abierto el escenario para reflexionar sobre la conformación del nuevo sistema político y de fuerzas políticas en México, Morena ha impuesto un estilo, ideas, formas de ejercer el poder gracias a la ineptitud de la oposición y sus cuadros.
Los grupos de poder en México fueron incapaces de frenar el avance de Morena, de balde las campañas negras, la filtración de amenazas, “vas a perder tu casa” decían los anónimos en las redes sociales; sacerdotes orando y haciendo proselitismo, todo ello se deshizo, se derrumbó frente al oficialismo.
La oposición ha quedado huérfana, no hay líderes, no hay quien convoque a formar cuadros ni en el corto ni en el mediano plazo, volvemos, diría alguno de los analistas nocturnos de la madrugada del 3 de junio, al rito más antiguo y aceptado del viejo PRI.
Ahora bien en Puebla la oposición nunca imaginó el “carro completo” la entidad se pintó de Morena, de nada sirvió la campaña de Lalo Rivera que por demás está decir, “jaló” a Mario Riestra” en el municipio.
Después de este encontronazo con la realidad, los dirigentes de los partidos políticos en Puebla debían reflexionar, analizar, dejando fuera las vanidades, que cometieron errores, que si bien podían retener el triunfo en algunos municipios, quizá la soberbia o la flojera, o ambas, asomaron la cabeza el 2 de junio y dejaron a muchos candidatos en el más claro ridículo.
Bueno hubiera sido para Puebla tener una elección compensada, diferenciada, pero ni los candidatos, ni los partidos, lograron mover las conciencias de los electores, la mayoría no les votó.
Dicho de otra forma, la oposición debe despejar estas nuevas utopías que por demás está decir, tendrán vigencia al menos tres años.
O por lo menos, así me lo parece.