22-11-2024 03:43:00 PM

493 años

Por Jesús Manuel Hernández

 

Se dice fácil, la cantidad quizá no represente mucho si se compara con la edad de Cholula, milenaria, pero “La Puebla de los Ángeles”, así se llamó originalmente cumple este 16 de abril 493 años y se enfila al quinto centenario en medio de un debate poco favorable a su historia por saber quién la gobernará.

Leyendas e historia llevan a la ciudad desde su fundación como la “Nueva Jerusalén” en el marco de las creencias del teólogo Joaquin Di Fiore y el milenarismo, hasta la presente concepción de “la ciudad del futuro”.

Discursos se han pronunciado en las últimas décadas ponderando la fortaleza y la riqueza cultural de la ciudad, sus aportaciones en el Renacimiento o el Virreinato y sus logros en la defensa del territorio nacional y la generación de la Revolución Mexicana.

En fin, muchos rollos de los oradores, la realidad rebasa los dichos.

A juzgar por la política, por los candidatos, la ciudad va en franca decadencia, personajes de la sociedad llevados a las candidaturas más por los intereses de sus promotores o para taparle el ojo al macho, que por sus cualidades sobre qué hacer de la ciudad, cómo dirigir sus activos para consolidarla en beneficio de sus habitantes.

En las últimas décadas el turismo ha sido la piedra de toque de los administradores de la ciudad, han basado muchas de sus decisiones en consolidar una oferta turística a costa del desplazamiento de los habitantes, el Centro Histórico se presume, se decora, se peatonaliza aunque las estrategias arrasen con el principal valor de la ciudad: el ser humano.

Cabría a estas alturas una pregunta fundamental para quienes quieren gobernar la ciudad.

¿Por qué quieres ser Presidente Municipal?

Y quizá la respuesta haya sido constantemente ensayada para ocultar los verdaderos objetivos.

La ciudad es un gran negocio, dirigirla constituye una enorme responsabilidad, hacerlo bien representa un escalón con miras a otros cargos.

Luego entonces, juzguemos a la vista de lo que tenemos. ¿Estamos hoy mejor que antes?

O estamos peor de cómo estuvimos en los tiempos de la grandeza de los poblanos.

Quizá la respuesta más acertada sea la última premisa.

Una ciudad que se va transformando por la mano de la política, orientada por el interés económico corriendo de sus calles a los seres humanos.

Vaya contradicción, cuando su fundación se debió ni más ni menos que a un proyecto de República Independiente para acoger a los vagabundos españoles después de la conquista.

Lejanos están los pensamientos de Salmerón y Garcés, traducidos hoy en discursos mafufos para construir “la ciudad del futuro” y convertir a los barrios tradicionales de la Angelópolis en “barrios mágicos”, quizá lo más cercano a Epcot.

O por lo menos, así me lo parece.

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