Por Alejandro Mondragón
Quienes se disputaron la gubernatura hace seis años están muertos: Martha Érika Alonso (PAN) y Luis Miguel Barbosa (Morena]).
Ese el tamaño de la carga de un sexenio maldito que está por renovarse, luego de la electa en tribunales en 2018, Martha Érika Alonso; un encargado de despacho, Jesús Rodríguez Almeida; un interino Don Guillermo Pacheco Pulido; otro gobernador electo en urnas, Luis Miguel Barbosa; otra encargada de despacho, Ana Lucía Hill; y un sustituto, Sergio Salomón Céspedes.
Vaya carga energética que trae la política poblana con dos mandatarios muertos y cuatro relevos.
Alejandro Armenta en 2018 andaba en la conquista al senado; Eduardo Rivera quería repetir en la alcaldía. Al primero se le hizo, al segundo no. Ahora ambos se enfrentan para disputarse Casa Aguayo.
Un año antes, en 2017, Alejandro Armenta y Eduardo Rivera eran aliados políticos contra el morenovallismo, cuyas viudas hoy comulgan con los intereses de la Cuarta Transformación.
Así es la política. Los enemigos de ayer, serán los aliados de hoy. Nadie quiere formar parte de las reses, sino tomar fila en la de los carniceros.
“El estilo es el hombre mismo”, decía Georges Louis Lecrerc, conde de Buffon.
Y después de lo que vivido con mandatarios que fueron por la revancha, llegó Sergio Salomón con la política de todos cabemos en un jarrito, sabiéndonos acomodar.
Elevó la vara del trato político con todos los sectores.
Ya se le extrañará cuando se vaya en diciembre y llegue oooootro estilo, nada nuevo para el poblano, después del marinismo y yunquismo.
