Por Jesús Manuel Hernández
Con la designación de candidatos de las dos agrupaciones políticas más importantes del Estado de Puebla, en consecuencia han sido designados los colaboradores, los operadores, algunos nombres han sido publicitados, otros, por convenir a los intereses de los candidatos, se llevan “in pectore”.
Pero pese a la discreción se filtran los nombres y alguno que otro se atreve incluso a darles publicidad, especialmente cuando se trata de gente que formó parte de los grupos cupulares de algunos políticos o en desuso o ya fallecidos.
Una condicionante especial para haber sido llamados es la garantía de que en el pasado su participación fue importante, probada, comprobada y los resultados estuvieron a la vista de todos.
Quizá el caso más sonado sea el de Eukid Castañón, quien según los expertos fue encarcelado más por temas de venganza política que por delitos imputados.
Pero hay más nombres. Quizá no de operadores visibles, de esos que están en boca de todos, hay otros cuya exposición se ha guardado convenientemente, pero su peso, sobre todo en lo económico y lo político, nadie pone en duda.
Basta ver las listas de candidatos a diputados locales para descubrir algunos indicios, baste conocer desde qué oficinas se entrega material político para seguir el rumbo de los financieros.
Lo que antes se llamaba “cuotas de poder”, derivadas de acuerdos no institucionales, más bien personales, aflorará seguramente en la medida que los números de preferencias electorales se acorten y surja, como es previsible la “guerra sucia”, esa que no deja títere sin cabeza y salpica por todas partes.
A últimas fechas los de “Mejor Rumbo por Puebla” buscan por todos lados cómo relacionar al candidato de Morena y aliados con el ex gobernador Mario Marín, el objetivo único sin duda es minar su posicionamiento en la zona metropolitana de Puebla Capital, una especie de jugada de tres bandas, pegándole a Armenta, le rebota a Chedraui y la capital podría retenerse, o viceversa, pegándole a Mario Riestra, le repercute a Lalo Rivera y eso abre posibilidades de recuperar diputaciones federales y locales en la zona conurbada.
Pero hay otros grupos de poder, más bien de dinero, que perdieron posiciones y entonces los reflectores voltean a los que pudieran inscribirse en el folder de “herederos de Moreno Valle”, un grupo con dinero, mucho dinero, experiencia, mucha experiencia, y que la nueva realidad política los colocó fuera de Puebla o de los grupos políticos poblanos.
Un excolaborador del gobernador Moreno Valle respondió a una duda ¿Moreno Valle sería el candidato a la presidencia hoy día?, y dijo: “Rafael, hubiera negociado”.
Y entonces uno se pregunta quién se quedó con el manejo de la fortuna del ex gobernador, quiénes de los hermanos de la difunta gobernadora Martha Erika Alonso tienen aún opciones de intervenir o con dinero o con influencia en la entidad.
¿Qué estarán haciendo Marcelo García Almaguer, Roberto Moya Clemente o Jorge Aguilar Chedraui?, por mencionar solo a tres.
¿Acaso realmente están alejados del proceso electoral de Puebla? O será que simplemente saben que el horno no está para bollos y sería peligroso aparecer en público.
El escenario local recuerda un poco aquella obra de los 60’s del siglo pasado “El retorno de los brujos” y los componentes de la obra se aplican muy puntualmente a lo que se vive y padece en Puebla.
¿Habrá alquimia? ¿Volverá el esoterismo? ¿Se pondrán en práctica enunciados de nazismo? Incluso cabría preguntar si la moderna “parapsicología” podría simplemente suplantarse por la Inteligencia Artificial.
Tenemos poco tiempo para ir descubriendo si los brujos retornaron y la señal será que los demonios han sido soltados.
O por lo menos, así me lo parece.
