27-04-2024 02:58:43 AM

Violada 43 mil veces (segunda parte)

Por Yasmín Flores Hernández

 

Actualmente, 1 de cada 3 víctimas de trata son menores de edad.

 

  • En América Latina, 2 millones de niñas, niños y adolescentes son víctimas.

 

Nuevamente cito a mujeres rescatadas, que mencionan haber tenido entre 30 y 50 clientes por día, de la 1:00 pm a las 9:00 am.

 

En esta variedad de clientes, todos varones, ellas relatan que se encontraban con jóvenes, adultos, abuelos; de oficios y profesiones tan variadas como obreros, licenciados, policías, políticos, albañiles, además de estudiantes y de estado civil diverso.

 

Puesto que los clientes son hombres, en la explotación sexual o en la prostitución podemos ver dibujada la relación de poder patriarcal.

Las relaciones de poder sustentadas en las diferencias, crean un derecho naturalizado sobre los grupos considerados inferiores, justificando cualquier tipo de violencia. La persona que participa en esta cadena, desde las y los enganchadores hasta los que padrotean, es decir, la participación en el sometimiento de las personas esclavizadas, está basada en la firme convicción de objetualizar al nivel de mercancía a mujeres, niños y niñas.

 

Esto no es una coincidencia, sino consecuencia del sistema patriarcal, en donde justo la mujer, los menores de edad, niños o niñas, son seres aún considerados de segunda.

 

Estamos pues, ante una de las manifestaciones más visibles de la violencia de género en contra de las mujeres y niñas.

 

La prostitución resulta ser un gran negocio para los proxenetas, pero la esclavitud sexual, desgraciadamente supera en números las ganancias de estas personas; es decir, que este delito masivo, es sustentado por un gran número de hombres que se encuentran en todas las clases sociales, académicas y laborales.

 

Rentar un cuerpo es colocarse en un acto de poder en donde este último domina.

 

El delito de la trata ha ido en aumento y ha ido desplazando a la prostitución, esto se debe a que los padrotes sólo cobran por cliente a cada prostituta, pero en cambio, las esclavas sexuales rinden el número de horas que sus amos deciden, incluso en los testimonios de mujeres que se han logrado rescatar de la trata, ellas narran cómo en el período menstrual, eran obligadas a colocarse un tapón que evitara el sangrado, pero no la penetración, ocasionando en sus cuerpos malestares e infecciones terribles.

 

El negocio de la trata es redondo para el que posee chicas esclavas, la ganancia es total, de 100%.

 

Ante esto ¿qué se hace? El Estado mexicano tiene penas en contra de los tratantes de personas, las y los enganchadores, los transportistas, pero no en contra de los clientes.

 

Un estudio en la zona de La Merced, ubicado en la Ciudad de México, con un total de 73 mujeres entrevistadas, todas activas en la prostitución, analiza tres ejes que considera temáticos; la violencia en contra de las mujeres en su modalidad de trata, la posición sociocultural subordinada y el fenómeno migratorio.

 

Al leer dicho estudio se  menciona, que el área de La Merced y varias zonas que ocupan espacios del centro  historico de la CDMX, son foco de trata y actualmente de un alto índice de personas prostituidas en contra de su voluntad, y al repasarlo, uno no puede dejar de preguntarse, ¿por qué las autoridades no realizan rescates en esas zonas?

 

Pero la respuesta es evidente, porque muchas de las autoridades son parte de esta gran red.

 

Ser rescatada de una experiencia de trata, sin lugar a dudas dejará una huella que cada persona vivirá de distinta manera. Hay mujeres que podemos ver con cara y nombre dando su vida en la lucha contra la trata, después de haber pasado por el infierno de la esclavitud y su recuperación, y poner su empeño en ayudar a otras chicas en la parte de prevención o en el apoyo grupal para mujeres rescatadas.

 

Hay otras mujeres o niñas que sólo quieren desaparecer del mundo y regresar a casa sin querer hablar del tema.

 

Este monstruo tiene como característica que, al cortarle la cola o cualquier extremidad, ésta le vuelve a crecer en segundos, por lo menos eso narra Lydia Cacho en su libro Esclavas del poder, donde menciona que al darle un golpe a las redes de trata con los operativos, en donde se rescatan a decenas de chicas, al otro día, los tratantes y proxenetas hacen un nuevo “encargo de mercancía”.

 

Es decir, este negocio parece tristemente interminable, porque mientras exista la demanda, la oferta existirá, lo que se necesita entonces es concientizar al máximo a la población.

 

Las cifras de personas desaparecidos y desaparecidas en este país crece día con día, las razones son variadas, entre algunas de ellas, la trata de personas, las razones políticas, el narcotráfico o la delincuencia de la que somos víctimas, todas y todos los mexicanos.

 

Como resultado de todos estos números aterradores, lo que nos queda son las familias desoladas, los que esperan el regreso o por lo menos el tener noticias de sus seres queridos.

 

Estas noticias no siempre son positivas, y en algunos casos únicamente se obtiene la certeza, de que la búsqueda ha concluido. Generalmente estas familias ya involucradas en las organizaciones de familiares en la misma condición, a pesar de haber hallado sin vida a su familiar desaparecido siguen la búsqueda o la lucha para erradicar y prevenir futuras desapariciones o engaños de los enganchadores.

 

Hace algún tiempo me quedé sin palabras al ver un anuncio en las redes sociales sobre la búsqueda de una chica de la zona de Ecatepec que había visto muchas veces como desaparecida.

 

Esta vez se anunciaba que la localizaban sin vida. Cuando uno decide introducirse en el mundo de las personas desaparecidas, es doloroso ver los reencuentros desafortunados, pero en esta ocasión me impactó el hecho de que la madre de la menor escribía un párrafo dando las gracias a las personas que habían publicado la foto de su hija y agradecía a Dios por tener la fortuna de saber el paradero de su hija y saberla ahora tranquila, en paz y a su lado.

 

Es completamente comprensible que después de experimentar la angustia de la incertidumbre y el desconocimiento del paradero de su hija resulte un descanso poder tener entre sus manos el cuerpo de quien en vida fue tan significativo, e incluso, el simple acto de haber podido enterrar a su ser querido. El horror y desaliento de este hecho es el que sea, en muchos casos, la única opción que alivie el descanso de una familia.

 

Justo ese es el motor que mueve a cientos y miles de personas que exigen saber el paradero de sus familiares desaparecidos; son varias las madres que, tras varios años de búsqueda, lo único que les queda es la esperanza de encontrarlos en alguna de las fosas clandestinas localizadas por las organizaciones de familiares de desaparecidos y las autoridades.

 

Ante esta situación, urge en este país un banco de datos genéticos, para que todas las familias que están buscando a familiares desparecidos depositen sus muestras con el fin de que los cuerpos que hayan sido recuperados puedan ser entregados para reencontrarse con su gente.

 

El vacío, la ausencia y la desaparición no tienen justificación, sea cual fuere su causa, debido a militancia política, por trata de personas o por secuestro, la sustracción forzada de una persona de su entorno o de su familia; es decir, de su vida, es uno de las máximas faltas en contra de los derechos humanos.

 

Casos puedo contarle muchos como el de Karla Jacinto engañada a la edad de 12 años, victima de trata y prostitución por cuatro años, Karla fue de las afortunadas que pudo escapar de  su tratante, con un niña en brazos y muchos miedos.

 

La joven, violada más de 43 mil veces, fue abusada desde que tiene memoria y se sentía rechazada por su madre.

 

«Vengo de una familia disfuncional. Fui abusada sexualmente y maltratada desde la edad de 5 años por un pariente»,

Karla estuvo en varios estados de la república, entre ellos Puebla de donde escapó.

 

Ella es Karla Jacinto…

 

Por favor hagamos conciencia.

 

 

Termino mi colaboración con esta frase:

 

Personas robadas, sueños robados.

Di no a la trata de personas.

 

Anónimo

 

 

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