Por Alejandro Mondragón
Paola Angón, alcaldesa de San Pedro Cholula, busca la reelección y su principal adversaria es María de la Barreda Angón, presidenta del DIF e hija.
Ambas se olvidaron de lo que son para disputarse la nominación panista.
Sí, una vez que se prueba el poder nadie quiere dejarlo. El problema es que tampoco a los partidos interesa dejar en claro que la competitividad está por encima de lo familiar.
¿Y ciudadanos y ciudadanas?
Tampoco existen, más que para recibir cada proceso electoral un escupitajo partidista en el rostro.
Siempre la oposición usa la participación cívica para sumar votos. El problema es que sólo se utiliza para beneficio personal de sus líderes.
Las listas plurinominales de candidatos/as al Senado y Cámara de Diputados del PRI, PAN y PRD es una reverenda ofensa ciudadana.
Les valió madre abrir espacios de participación. Primero se pusieron hasta lo más arriba, para garantizar el hueso, los dirigentes de los partidos. Segundo, las esposas, hijos, hijas, nietas, exs y demás rémoras que por llevar el apellido del líder partidista creen merecerlo todo.
Una desfachatez que todos la vieron venir, pero nadie hizo nada al respecto.
Los ciudadanos/as se han tropezado con la misma piedra opositora del nepotismo e influyentismo cada proceso electoral, pero parecen taaaaan conformes que culpan a la roca de sus caídas.
Ese es el tamaño real de la oposición, pero lo peor es que en ese espacio tan insignificante caben ciudadanas/os que siguen creyendo en la democracia partidista, que sólo sirve para que las candidaturas queden en los mismos.
Ya ni la chingan.
Es una tragedia para aquella parte de la sociedad que pensaba que podría ofrecerse una opción distinta a la Cuarta Transformación.
La República de López Obrador goza de cabal salud.
