07-05-2024 09:46:30 PM

Ausencia de empatía y estereotipos

Por Yasmín Flores Hernández

 

La semana pasada tuve la oportunidad de compartir con ustedes un poco sobre los derechos humanos y cómo se violenta diariamente a las mujeres.

 

Ser empática con este tema significa el inicio de una erradicación.

 

Todos tenemos madre, abuela, hermana, esposa, hija, pero entonces por qué seguimos agrediendo a la amiga, a la maestra, a la compañera de trabajo, a la desconocida…

 

Nos sorprende ver en redes sociales casos de mujeres violentadas, mujeres desaparecidas, mujeres muertas, pero nos hacemos de la vista gorda, porque si no nos afecta de manera directa, tampoco nos importa, como si simplemente se agregara un número mas a la estadística.

 

A la sociedad -sin duda- le falta empatia.

 

Las mujeres por décadas hemos sido estereotipadas, porque debemos cumplir con ciertas características, según la sociedad.

 

Que si tenemos unos kilos demás, que los bajemos.

 

Que si no nos maquillamos, que nos maquillemos.

 

Que si usamos jeans, dónde está nuestra feminidad.

 

Que si opinamos diferente, nosotras somos el problema.

 

De este tipo de comentarios hay miles, y les puedo asegurar que todos y todas lo hemos escuchado alguna vez.

 

Como ya sabemos los estereotipos son una construcción social, que viene de tiempo atrás, en estos nos dan una visión generalizada o una idea preconcebida sobre los atributos, características y los papeles que deben desempeñar los hombres y las mujeres.

 

En la cultura mexicana el hombre es visto como el jefe de familia, el proveedor de dinero y de alguna forma el que toma las decisiones.

 

Al contrario a las mujeres nos han impuesto el trabajo de hogar, desde pequeñas se nos ha dado una escoba para jugar y un nenuco, como si fuera lo único que las mujeres supiéramos hacer.

 

Se abordan en este espacio, los derechos humanos, la violencia de género y los estereotipos, los cuales van de la mano de la discriminación y desigualdad en la que vivimos las mujeres.

 

La discriminación hacia las mujeres es estructural: el 51.4 por ciento de la población mexicana, históricamente ha sido víctima de exclusión en México.

 

La discriminación contra la mujer denota “toda distinción, diferenciación, exclusión o restricción basada en el género que tenga por objeto o resultado, menoscabar o anular el reconocimiento, goce, ejercicio o derecho de las mujeres, independientemente de su estado civil, de disfutar los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera.”

 

La mayoría de mujeres en el mundo viven en condiciones de desigualdad, por causas estructurales; es decir, son elementos sociales de un falso universalismo que la sociedad nos impone.

 

La desigualdad entre hombres y mujeres representa sin duda un gran desafío al paradigma del estado moderno e impide el logro de uno de sus fines primordiales: el disfrute de forma igualitaria de sus derechos.

 

¿Pero realmente qué hacemos por cambiar estas conductas?

 

Generemos condiciones de igualdad y no discriminación hacia los grupos en situación de vulnerabilidad, donde lamentablemente nos encontramos las mujeres.

 

La igualdad y la no discriminación, son la base de una vida libre de violencia.

 

Como sociedad tenemos sin duda una gran responsabilidad, que empieza desde casa con todos y cada unos de los miembros de la familia.

 

Hagamos conciencia.

 

Quiero cerrar mi colaboración compartiéndoles esta frase:

 

“Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia.”

 

– Simone de Beauvoir

 

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