Por Valentín Varillas
Varios serán los temas a tratar en la reunión de hoy etre el gobernador de Puebla y el canciller.
Habrá de todo, como en botica.
Pero no hay duda que se impondrán las prioridades.
La primerísima: los asuntos relacionados con la migración.
Por un lado, la de aquí para allá.
Puebla, por su realidad geográfica, es paso obligado para los centro y sudamericanos que intentan llegar a los Estados Unidos en busca de una mejor calidad de vida.
En las más reciente Cumbre de Norteamérica, este fue le centro medular de lo que trataron los jefe de gobierno de México, Estados Unidos y Canadá.
Desde la estrategia preventiva: esa que consiste en buscar detonar la economía de los países expulsores de migrantes – incluido el nuestro- para tratar de reducir el número de personas que cruzan las fronteras de manera ilegal en su tránsito hacia el norte del continente.
Pero también está sobre la mesa, el compromiso del gobierno mexicano de reforzar la frontera sur para impedir este monumental éxodo, lo que supone la acción directa de elementos de distintas corporaciones como la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y los casi siempre inútiles agentes del Instituto Nacional de Migración.
Algo radical tendrá que hacer el gobierno poblano, en este contexto.
Además, en la Unión Americana viven -según cálculos no oficiales- entre 2.5 y 3 millones de poblanos.
Medio millón de ellos, lo hacen en calidad de indocumentados.
Todos, más allá de su estatus migratorio, son fundamentales para el sostenimiento de la economía en sus lugares de origen y tienen todo tipo de necesidades, expectativas y proyectos.
Merecen atención y servicios consulares efectivos, eficientes y de primera calidad.
Y eso, precisamente, se tendrá que aterrizar en el encuentro para que se dé un trabajo conjunto y coordinado, pero sobre todo efectivo, entre niveles de gobierno.
¿Está cancelada la grilla?
Yo creo que no.
No conozco la agenda, pero viendo la manera en la que el gobernador Céspedes se ha referido a cuestiones de tipo electoral, será inevitable hablar de esto.
No debe de ser un obstáculo el hecho de que el grupo cercano a Miguel Barbosa, en su momento y en pleno uso de sus derechos políticos, se haya decantado por el proyecto de Claudia Sheinbaum.
El mandatario estatal ha garantizado piso parejo y que las instituciones públicas poblanas estarán al margen de intereses partidistas.
Para nadie es un secreto que Marcelo tiene aspiraciones de cara al 2024.
Si mal no recuerdo, fue la primera corcholata en destaparse.
Cree que su verdadero As bajo la manga es el pago de aquella factura que se genero en noviembre de 2011, cuando Ebrard se bajó de la puja por la candidatura del PRD a la presidencia, dándole paso al propio López Obrador.
El método de selección, en esa coyuntura, generó mucho más dudas que certezas.
Una encuesta de cinco preguntas encaminadas a medir la opinión ciudadana, los niveles de conocimiento, las preferencias de voto y demás.
El objetivo de este ejercicio era impedir que el Sol Azteca tuviera que ir a una elección primaria que lo hubiera desgastado y fracturado.
El resultado “oficial”, anunciado por los órganos de dirección del partido, fue de 3 a 2 a favor de AMLO.
A pesar de verse desencajado y de que la mayoría de los analistas y simpatizantes de la izquierda consideraban que el proyecto del hoy secretario era mucho mejor, fue institucional y no impugnó.
Optó por exilio para no intervenir para nada en la vida pública nacional y estuvo alejado del choque de trenes que generó la fractura perredista que le dio forma a Morena.
Hoy, se encuentra en una situación parecida.
De acuerdo a la encuesta que publicó El Financiero hace un par de días, el Canciller es el mejor posicionado entre quienes militan y simpatizan con el movimiento de Regeneración Nacional.
¿Llego el momento de cobrar?
Imposible saber si existió tal compromiso hace más de 11 años.
Mucho menos podemos conocer con exactitud si López Obrador es un político que cumple acuerdos.
Lo que si es un hecho es que Ebrard ha prometido una y otra vez, públicamente, que estará en la boleta compitiendo por la presidencia dentro de año y medio.
No hay hueso que alcance.
No hay Plan B que pudiera ser efectivo.
Para él, es la nominación o el rompimiento.
El balón está, como siempre, en la cancha del presidente.
Pero a partir de lo que él decida, habrá repercusiones en todo el país.
Y la clase política poblana, toda, tendrá que estar preparada para éste y cualquier otro escenario.
