Por Valentín Varillas
Las expresiones a favor del proyecto presidencial de la actual Jefa de Gobierno de la CDMX por parte de miembros cercanos al grupo político del gobernador Barbosa, no debería de sorprender a nadie.
De entrada, porque en Puebla, ella no ha sido, ni será seriamente, la apuesta de quienes han manifestado públicamente su interés por competir por la gubernatura del estado.
Ignacio Mier, el coordinador de los diputados federales del partido en el poder juega a dos cartas: la más cercana a sus afectos e intereses a largo plazo es la de Marcelo Ebrard.
Y durante mucho tiempo ha hecho todo lo posible porque lo etiqueten como un alfil incondicional del actual canciller y hombre orquesta del gabinete de López Obrador.
Pero últimamente se ha colgado también de la figura del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Lo trajo a Puebla a placearse en un acto meramente político y de provocación, que se intentó disfrazar de una espontánea comida de chiles en nogada en el Restaurante La Noria, tal vez el más concurrido durante esa temporada.
Ahora, se ha vuelto su escudero en estas visitas que hace y seguirá haciendo el funcionario a varios estados del país, para cabildear la aprobación de la Reforma a la Guardia Nacional.
Más allá de tratarse de una relación meramente institucional, Mier intenta vender no solo una cercanía con destellos de amistad, sino un apoyo abierto y franco del encargado de la política interna nacional a su proyecto personal.
De Claudia, ni hablar.
La favorita del presidente se encuentra completamente ausente en el decir y el hacer del diputado.
Algo parecido sucede con Alejandro Armenta.
A pesar de que vive obsesionado con dar señales de certidumbre, está etiquetado como un incondicional de Ricardo Monreal: su padrino, mentor y protector.
El zacatecano lo “adoptó” desde el momento mismo en donde transmutó de férreo y convencido militante priista- incondicional aliado y servidor de personajes como Mario Marín y Enrique Peña Nieto- a lopez-obradorista de hueso colorado.
Monreal sigue defendiendo a Armenta a capa y espada, justificando siempre esta monumental esquizofrenia política.
Igual que en el caso de Mier, en el corazón de Alejandro no hay lugar para Sheinbaum.
Sueña con una muy poco probable reconciliación con el presidente y que AMLO se decante por él al momento de la definición del candidato presidencial para el 2024.
No va a pasar.
Monreal jamás será palomeado en Palacio Nacional.
Y si aparece su nombre en la boleta, éste vendrá acompañado de colores, siglas y logos distintos a los de Morena.
Armenta será daño colateral directo de la inminente ruptura.
Por todo lo anterior, la manifestación pública de morenistas poblanos a favor de Claudia es importante.
El pronunciamiento se da en el momento justo: cuando todavía no hay nada en concreto.
En un contexto de incertidumbre y falta de certezas, cuando falta mucho tiempo aún para la definición, tiene un enorme valor.
Sheinbaum cuenta ya con un grupo compacto, sólido de militantes que considera que ella es el mejor perfil para gobernar el país y darle continuidad a esta Cuarta Transformación.
Puede ser también, sin duda, una prueba muy clara de que los intereses electorales de Palacio Nacional y Casa Aguayo transitan ya por caminos iguales, con potenciales alcances más allá de lo que tiene que ver únicamente con la candidatura a la presidencia de la República.