Por Jesús Manuel Hernández
Por más increíble que parezca la clase política local, aldeana, de Puebla, empieza a reciclarse en torno a un objetivo común, la sucesión del 2024, un espacio donde muchos quieren entrar y otros no quieren dejar pasar.
La suma de esfuerzos en unos casos significa la resta de activos del otro lado. Para el observador el escenario se apetece un poco parecido a otras sucesiones.
Por ejemplo cuando gobernaba Manuel Bartlett, un importante grupo de priistas se dio a la tarea de hacer crecer a José Luis Flores Hernández, quien sumó a los activos de Tony Gali, Ignacio Mier y otros.
En su contra apareció el grupo 24 de Mayo que respaldó a Melquíades Morales Flores y con él a Gonzalo Bautista, Rafael Cañedo, Germán Sierra, Víctor Giorgana y el grupo de Huauchinango, etcétera.
A la sucesión de Melquiades, los Marinistas se impusieron contra Germán Sierra y Rafael Moreno Valle, y sucedió lo mismo, unos sumaron y otros restaron.
Cuando la sucesión de Marín surgió una oposición generalizada al continuismo del Marinismo con López Zavala como símbolo. Y todos, todos, se unieron en su contra, panistas, perredistas, priistas inconformes se aliaron y sumaron fuerzas para sacar al PRI de Casa Aguayo, los otros fueron restados y a la fecha no acaban de reponerse, salvo, quizá, Lázaro Cuauhtémoc Jiménez Aquino, balconeado este domingo junto a Javier Sánchez Galicia por los negocios al interior del PRI nacional.
Empiezan a circular fotografías y convocatorias de reuniones un tanto privadas unas y otras descaradamente públicas bajo la premisa de “ya es tiempo” de poner un alto a las intenciones del continuismo en Puebla.
Personajes que han militado y operado en contra del PAN o viceversa, de pronto son amigos, de pronto se ven, se saludan, se miran a los ojos sin rencor. Quienes cometieron fraude electoral para que el PAN no ganara, ahora acuden a la mesa de Marcos Castro y generan acuerdos con miras al 24.
Apellidos familiar e históricamente ligados al PRI ahora arremeten contra su ex partido y se plantan para evitar que la 4T aldeana sobreviva.
Dos importantes cruces se han dado en las últimas semanas, se adivina por las fotografías que el personaje del centro de las reuniones no es el mismo, aunque los zapatos de quienes le rodean, se repiten en otras reuniones.
Una característica muy poblana, muy de la doble moral aldeana se repite: las mismas voluntades, las mismas fuerzas se ponen a disposición de Alejandro Armenta o de Eduardo Rivera, por citar a dos de los favorecidos.
Son los mismos quienes les prometen “trabajar”, “operar”, y es que la economía no anda bien y si no es uno, será el otro, el tema es no quedar fuera, aunque en algunos casos, al tiempo, puede que se queden como el perro de las dos tortas.
O por lo menos, así me lo parece.