Por Valentín Varillas
Seis meses de gobierno, apenas medio año y ya una serie de frentes que se le han abierto y que tendrá que sortear con éxito, no solo para llegar lo mejor posible al término de su administración, sino para pensar en materializar un futuro político en el corto plazo.
Los más claros enemigos de Eduardo Rivera, los tiene en casa.
El sabotaje de los supuestos “suyos” le han pegado directamente en temas relacionados con la obtención de recursos para financiar sus planes y proyectos prioritarios.
La postura de los diputados panistas en el tema del cobro del Derecho de Alumbrado Público, por ejemplo.
Ahí, el grupo encabezado por Rafael Micalco, Mónica Rodríguez, Aurora Sierra y Erika Patricia Valencia Ávila, hicieron todo por reventar su aprobación en el pleno.
Nada pudo hacer Eduardo Alcántara, incondicional del alcalde, para sumarlos a los acuerdos a los que ya se habían llegado con otros diputados de distintas fuerzas políticas.
Mandaron señales encontradas, traicionaron compromisos y en el colmo del absurdo, pidieron dinero a cambio de su voto a favor.
Como en los tiempos del morenovallismo, cuando el voto en el legislativo estaba sujeto a carísimas subastas en donde se compraban aquellas unanimidades que tanto encantaban al fallecido ex gobernador.
Sabían que se iban a topar con pared.
Que no es por ahí como hoy se resuelven las cosas.
Más de 200 millones de ingresos, le costó el sabotaje a las finanzas de la comuna.
Y luego, la trampa de las concesiones para operar paraderos y otros espacios públicos destinados a la colocación de publicidad, por un espacio de 10 años.
Engañaron al alcalde con tecnicismos y le vendieron el garlito de que el tema no tendría que pasar por la aprobación del congreso local y que era facultad del ayuntamiento, nada más, decidir echarla a andar o no.
Los números eran muy atractivos y operaron como canto de sirenas en los oídos del panista, que cayó redondito.
Y es que, el asunto también traía jiribilla política.
Nada mejor para intentar lastimar la relación con el gobierno del estado que proponer un esquema que durante los gobiernos panistas no solo sirvió para comprometer por años las finanzas públicas estatales, sino que fueron el pretexto perfecto para distintos actos de corrupción.
El pago de millonarios moches por parte de las empresas beneficiadas a los funcionarios públicos responsables de haber aprobado las concesiones, entre otros.
La manera en la que se concesionaron los espacios publicitarios de las troncales del sistema de transporte RUTA , son un claro ejemplo de lo anterior.
No extraña, insisto, que quienes engañaron al alcalde, hayan sido los mismos que en su momento festinaron el que en el 2016, Rafael Moreno Valle le ordenara a los diputados locales abrirle un proceso por presuntas irregularidades que en dinero superaban los 411 millones de pesos y sacarlo así de la competencia por la candidatura del PAN al gobierno del estado para favorecer a Tony Gali.
También los que hicieron lo posible por dinamitar su llegada a la candidatura a la alcaldía en el 2021 y que fracasaron rotundamente.
Tanto, que hasta el control del partido les quitaron.
Su peor escenario es que Rivera Pérez continúe en la política local, compitiendo por la reelección o bien, por la gubernatura estatal.
Sí, hay enemigos adentro atizando el fuego amigo.
Y faltan los de afuera, los que de entrada ya se daban por hecho.
Los que también lo ven como potencial obstáculo a sus aspiraciones personales.
Están en Morena, en sus aliados electorales y hasta en una fracción del PRI.
Esa que en corto reconoce que la alianza con el PAN y el PRD está sostenida con alfileres y que da por hecho que será imposible mantenerla hasta el 2024, por lo que no tendrán más remedio que unirse a los intereses electorales del partido en el gobierno.
Así, el complicado escenario para Lalo.
A varios frentes, entre la espada y la pared y sin poder aprovechar la rentabilidad política que tendría que darle el repudio ciudadano casi unánime, que dejó como herencia el más reciente gobierno de Morena en la capital.
