20-04-2024 08:25:04 AM

Marcelo en Puebla, otra vez

Por Valentín Varillas

El pasado 2 de febrero, estuvo en Puebla en un evento en donde se echó a andar un muy interesante programa de educación superior a distancia para los migrantes.

Y le dejaron colgarse todas las medallas.

Delfina Gómez, la titular de la SEP, ni siquiera fue tomada en cuenta.

El próximo miércoles 6 de abril, regresará al estado.

Marcelo Ebrard comerá con empresarios poblanos en el Hotel Presidente Intercontinental.

¿Con qué tipo de empresarios?

En teoría, de todos colores y sabores.

Según el encargado de la organización del evento, Juan Carlos Natale, están convocados quienes forman parte de la élite de los organismos empresariales y también, los dueños del gran capital.

Los que de verdad invierten de manera productiva en el estado.

Los que generan empleos y pagan impuestos.

Natale es el poblano más cercano a Ebrard y quien, de manera directa, sin ningún tipo de intermediarios, se ha metido a armar el encuentro y a invitar de voz propia a quienes forman parte de una lista de asistencia que él mismo diseñó.

¿De qué hablarán el Canciller y los hombres del dinero en la aldea?

¿Política exterior?- difícil.

El gobierno mexicano ha sufrido de una extraña esquizofrenia en lo que a la guerra en Europa del Este se refiere.

Por un lado, las tímidas condenas en la ONU.

Por el otro, la abierta negativa de aplicar sanciones económicas al agresor.

Y para acabarla de joder: la surrealista instalación, con la venia del presidente, de una Comisión “Amiga de Rusia” en la cámara de diputados federal.

¿Tocará el tema de las consecuencias económicas para México?-tal vez.

Aunque su jefe, Andrés Manuel López Obrador asegura que nuestro país no solo no sufrirá los efectos negativos del conflicto armado, como el resto del mundo, sino que “saldremos fortalecidos” ante la posibilidad de abrirse ventanas de oportunidad para algunos sectores importantes de la economía nacional.  

La nueva visita de Ebrard a Puebla se da en el momento en el que se encuentra más debilitado en términos de su relación con el presidente de la República.

En este gobierno de “mensajes”, en donde siempre la forma es fondo, es evidente que el otrora hombre orquesta del gabinete ha sido muy maltratado en semanas recientes.

El haber estado completamente ausente del tema de la condena del Parlamento Europeo a las condiciones en las que se ejerce el periodismo en México, el altísimo número de asesinatos de quienes se dedican al oficio y sobre todo, la monumental impunidad que prevalece en estos crímenes, fue una señal demoledora.

A la par, el fortalecimiento de los “radicales” al interior del grupo íntimo de AMLO y el discurso cada vez más rijoso, de constante división y fractura que sube de tono permanentemente en las mañaneras, tampoco le favorecen.

Lo que necesitan los empresarios poblanos, como los del resto del país, es certidumbre, confianza para invertir y así detonar la economía nacional.

Este ha sido uno de los grandes fracasos de la 4T.

Por eso, la ausencia de inversiones importantes y la cada vez mayor dependencia a los dólares que mandan al país los paisanos que viven en los Estados Unidos.

¿Qué prometerá Ebrard?

¿Que de llegar a la presidencia hará todo lo contrario de lo que se ensaya hoy desde Palacio Nacional?

¿Alguien le creerá, cuando él ha sido uno de los que más avala, aplaude y festeja todo lo que hace y dice el presidente?

Por más bizarro que esto sea.

¿Adelantará o dará señales de rompimiento?

Marcelo ha dicho en varias entrevistas en medios nacionales que, pase lo que pase, él estará en la próxima boleta presidencial.

Esto supone que lo haría, a pesar de no contar con la venia de López Obrador.

Ebrard viene a ganarse la confianza de los empresarios poblanos porque se acerca el inevitable momento de las definiciones.

Esas que en términos de fecha calendario pueden parecer lejanas, pero que en la lógica de sucesión adelantada en la que se mueve la política de hoy, están ya a la vuelta de la esquina.

En un contexto empresarial poblano sumamente conservador, mayoritariamente anti-4T, a Marcelo lo podrían ver como un mal menor, de cara al relevo en la presidencia dentro de tres años.

Ese relevo que -les guste o no- lo ganará Morena caminando y por paliza, con cualquiera que sea el candidato.

A ver si el canciller sabe venderse como la única tablita de salvación para quienes hoy, jamás votarían por el partido en el gobierno.

Lograr amarrar compromisos, apoyos y hasta un potencial esquema de financiamiento en un estado que será fundamental para quien quiera ser el próximo presidente del país, es la verdadera misión.

Lo demás, es mera filigrana.

 

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