Por Alejandro Mondragón
Suele afirmarse, sin menoscabo, que los mejores alcaldes que ha tenido la capital de Puebla, en época contemporánea han sido los gobernadores.
Y parece que en esta vez ocurrirá lo mismo.
Puebla y su zona metropolitana se detonó en el momento en que Manuel Bartlett Díaz, el gobernador, con una mano golpeaba a Gabriel Hinojosa, edil panista, pero con la otra ejecutaba obras de desarrollo.
Ahí está la creación de la zona comercial Angelópolis, el equipamiento urbano del bulevar del Niño Poblano, la dotación de agua a la ciudad con el proyecto Nealtican, el embodegamiento del bulevar 5 de mayo para acabar con las inundaciones, el Centro de Convenciones, entre otros.
Fue la mano del gobernador la que permitió el cambio en la capital. Los alcaldes que lo acompañaron (Rafael Cañedo Benítez (q.e.p.d) e Hinojosa se sumaron a la ola de obras.
Después llegó Rafael Moreno Valle con sus proyectos de embellecimiento de la capital con los puentes atirantados, concreto hidráulico en avenidas y bulevares, ciclopistas, los parques Atoyac y del Arte, los museos, arenas y cambio de fisonomía del estadio Cuauhtémoc, entre otros. (Se revisa el hecho, no el negocio detrás de todo).
Los ediles Eduardo Rivera, Antonio Gali y Luis Banck caminaron un paso atrás.
Tras un trienio de inacción, con su partido Morena en el gobierno de la capital, el gobernador Miguel Barbosa con un edil opositor, Eduardo Rivera del PAN, comenzó las acciones de desarrollo social.
El enfoque es diferente al comercial de Bartlett y de ornato de Moreno Valle, hoy se enfoca al interior de la capital, colonias y juntas auxiliares con el programa de mil calles, la estrategia de seguridad y diversos proyectos de promoción turística.
Y sí, Barbosa además puede acabar como el mejor alcalde en seis años en la capital, primero con Claudia Rivera y luego con Eduardo ídem.
Cosas de la política real.
