Por Alejandro Mondragón
Enrique Doger Guerrero e Ignacio Mier Velasco han sido más que socios, cómplices en el PRI, la BUAP, el Ayuntamiento de Puebla, el morenovallismo y ahora pretenden serlo en Morena.
Antes Enrique sumaba a Nacho, ahora que Mier vive su sabático dorado en Morena pretende incluir a Doger para seguir en lo suyo: negocios al amparo del poder.
Doger es impresentable en Morena, pero no exclusivamente por ser un beligerante censor de la Cuarta Transformación y de lo que representa Andrés Manuel López Obrador, sino porque acordó con el morenovallismo ser el golpeador del entonces candidato morenista a la gubernatura en 2018: Luis Miguel Barbosa.
Ooootra vez, la dupla Mier y Doger se reunieron con Moreno Valle y Eukid Castañón para acordar los términos de la campaña: cero ataque a Martha Érika Alonso y con todo contra Barbosa.
La principal operadora de Enrique Doger en la disidencia panista, Violeta Lagunes, recibió recursos para lanzar la campaña: AMLO sí, Barbosa no.
Después, Lagunes apareció en 2019 de la mano de otro Mier, Alejandro Armenta, para protagonizar la penosa escena de matar a Barbosa con una inyección letal de miel.
Tiene razón el gobernador Luis Miguel Barbosa, luego de abordar el tema en su mañanera: es un lío de priistas. Claro, se refiere a Nacho Mier, Enrique Doger y hasta Alejandro Armenta.
Vaya tristeza para Morena, cada vez más lejos de la 4T de López Obrador y Barbosa, pero muy cerca del priismo del moche con Mier y Doger.
Bien decía mi mamá, que en paz descanse, la ociosidad es la madre de los todos los vicios.
Y Doger es la ociosidad de Nacho Mier.