Por Alejandro Mondragón
Lo que pone en riesgo la Cuarta Transformación no es la oposición, sino el botín en que se ha convertido Morena.
No sólo en el país, sino en Puebla, pues el partido está en poder de camarillas que pretenden controlarlo, sin importarles la 4T.
En Morena nacional, las camarillas que se enfrentan son las Yeidckol Polevnsky e hijos de AMLO.
Alfonso Ramírez Cuéllar, Beatriz Gutiérrez, Gabriel García y Bertha Lujan.
Ricardo Monreal y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Mario Delgado e Ignacio Mier Velasco.
Todos enfocados al 2024. Ya Nacho Mier dijo que requieren 18 años para consolidar el proyecto de la 4T, en los cuales él y los suyos tienen cabida.
El problema es que este desbarajuste se refleja en el ámbito local con la disputa por la dirigencia de Morena.
Aquí aparece Carlos Evangelista que representa los intereses de Mario Delgado; Claudia Rivera y su familia con el grupo Ramírez Cuéllar, Bertha Luján y Beatriz Gutiérrez.
Alejandro Armenta como representante de los intereses de Ricardo Monreal.
También pretenden colocar posiciones al interior de Morena de cara al 2024, la mayoría aliados a los barbofóbicos que aún no asumen su derrota política.
¿Qué harán Andrés Manuel López Obrador y Luis Miguel Barbosa en el ámbito de su influencia política respecto a Morena?
¿Dejarán al partido que siga como el principal obstáculo para aterrizar la 4T?
Una cosa es cierta, la oposición sin discurso y en espera de negociar sus intereses partidistas, se ha convertido en un ente insulso ante las políticas públicas de AMLO y Barbosa, frente al desbarajuste interno de Morena.
Es el peligro para lo que viene.
