24-04-2024 07:53:00 PM

La contradictoria dualidad de Sheinbaum

Por Valentín Varillas

 

Todos los caminos llevan a Claudia…a la Sheinbaum, por supuesto.

El presidente los pavimenta y mantiene en buen estado de manera permanente.

Y si algo le hemos aprendido a AMLO en estos tres años de gobierno, es que se trata de un personaje muy firme en sus decisiones.

No cambia, mucho menos improvisa.

Y por alguna extraña razón, consideró que le convenía a sus intereses políticos adelantar el proceso de sucesión como nunca antes se había visto.

Mucho tiempo.

Y por lo mismo, mucho desgaste para quien ha sido, desde hace meses ya, etiquetada como la favorita en la carrera por la candidatura para el 2024.

Pero en estos tiempo, no basta con la bendición del tlatoani.

Más allá de conveniencias e intereses de grupos, de cálculos y números alegres o del peso real que tenga en lo electoral la operación oficial, el juicio ciudadano hacia su persona y gobierno, determinará si la jefa de gobierno de la capital es o no un buen perfil para garantizar la continuidad de la 4T.

Y aquí, los números parecen contradictorios.

Gracias al blindaje del presidente, quien se erigió como único vocero oficial en el tema del accidente de la Línea 12 del Metro, la tragedia no impactó como se suponía en la imagen y aprobación de Sheinbaum.

El costo político se lo llevó Morena si tomamos en cuenta que, el 6 de junio pasado, la oposición le arrebató zonas y  municipios que por años habían sido un bastión importante del hoy partido en el poder.

Y es que, de acuerdo con una encuesta de El Financiero, publicada el día de su informe, a partir del accidente su popularidad ha crecido en un 8% ubicándose en 57%.

Está mejor posicionada que el propio presidente quien, en la Ciudad de México, cuenta con una aprobación del 54%.

A simple vista pareciera que, hasta el momento, el primer requisito para ser considerada como presidenciable se cumple a cabalidad.

Sin embargo, otra encuesta publicada por el mismo medio el 20 de septiembre pasado, arroja que el 53% de los gobernados por Sheinbaum no votaría por ella si fuera la candidata para el 2024.

Únicamente el 38% sí lo haría.

La misma medición se realizó en el mes de julio, cuando un 45% se había manifestado en contra de su proyecto presidencial.

En apenas dos meses, el rechazo a Sheinbaum-presidenta ha crecido 8%.

Mucho, en un espacio tan corto de tiempo.

Tal parece que los capitalinos quieren que su jefa de gobierno se quede donde está y no tome su cargo como trampolín político .

O bien, se trata de un rotundo “no” a la continuidad de aquella tradición del delfín, tan repudiada en los tiempos del régimen de partido único.

No gusta en la CDMX que el presidente ya tenga a su favorita en la elección del candidato y que ocupe las mañaneras y parte del discurso público en perfilarla para sucederla en Palacio Nacional.

Pero vayámonos acostumbrando.

El presidente no va a cambiar.

Seguirá haciendo caso omiso de los indicadores, porque le molesta la frialdad de los números y porque siempre, invariablemente, él tendrá otros datos.

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