Por Valentin Varillas
No, México no es el único país del mundo en el que sucede.
También existen casos en Brasil, Colombia, Perú y otros más del continente.
Coincidentemente, todos, con altos niveles de corrupción, en el ámbito público y en el privado.
El registro en video de la aplicación de supuestas vacunas, que en realidad están vacías, tiene muchas coincidencias entre sí.
Todas, minimizan la posibilidad de que se trate de “errores humanos”, tal y como se ha manejado en las versiones oficiales que se han hecho públicas; aquí y allá.
También las opiniones de médicos, hechas públicas en redes sociales y algunos más a los que he cuestionado de manera privada.
Y es que, en los videos existe una constante: cuando se trata de solo aire, quien aplica la vacuna jamás presiona el émbolo de la jeringa, lo que demostraría que ellos saben de antemano que está vacía.
Imposible saber de cuántos casos reales existen.
Han sido pocos los comprobados, pero el tema debe ser motivo de preocupación.
Para todos, empezando por las propias autoridades.
Y es que, al mismo tiempo en el que se hacen públicos y virales, crece el mercado negro de venta de vacunas de forma exponencial.
En México y en estos países en donde se ha demostrado que ha habido “falsa vacunación”.
Ya lo habíamos comentado en este espacio.
Desde la llegada de las primeras vacunas, comenzaron a ofertarse vía internet, redes sociales y en grupos privados de Telegram o Whats App.
En ese tiempo, se cotizaba hasta en 20 mil pesos la dosis.
Hoy, es común entre el personal de salud, público y privado que se comente de la existencia de esta venta clandestina de vacunas, que en algunos casos opera inclusive en lugares muy cercanos a los centros oficiales y cuyo costo oscila entre los 7 y los 7 mil 500 pesos por dosis.
Ahora bien, vale la pena cuestionar quiénes y hasta qué nivel del organigrama oficial llegan los involucrados.
Por la logística y el burdo modo de operar esto, pareciera que se trata de un negocio ideado y operado por quienes están involucrados en la logística del proceso final de vacunación.
Que esto no llega a las altas esferas del servicio público nacional en donde sí existe una intención de lucro con las vacunas, pero es de tipo político, no económico.
Aun así, es necesaria y deseable una investigación a fondo de estos hechos, en donde se deslinden responsabilidades y se aplique la ley.
Caiga quien caiga.
Lo que menos abona en estos momentos a un panorama muy complicado en materia de pandemia, es la duda sobre la transparencia, honestidad y claridad en el proceso de vacunación.
Sin duda, el reto más urgente, el más importante, el realmente prioritario del actual gobierno.