23-04-2024 02:16:59 AM

El “Abrimos o Morimos” poblano

Por Valentín Varillas

Igual como sucedió en la Ciudad de México y en el Estado de México, un grupo de restauranteros poblanos empezará a abrir sus puertas para atender a comensales en sus establecimientos.

El llamado, apoyado por la CANIRAC, es a partir del día de hoy.

La rebeldía del sector, aseguran, es un llamado a las autoridades estatales para que sean considerados como un “sector esencial” y que se les permita operar bajo este esquema.

Que ya no podrán aguantar mucho más y que miles de empleos, directa e indirectamente, dependen de su sobrevivencia.

Apelan a la complicada realidad que viven meseros, barman, ayudantes de cocina, lavaplatos y demás integrantes del organigrama de un restaurante, quienes representan el eslabón más débil en esta cadena y que por lo mismo, son los más perjudicados.

Para justificarse, utilizan argumentos similares al del comercio establecido con respecto al ambulantaje: que existen cientos o quizás miles de informales en todo el estado vendiendo todo tipo de alimentos en la vía pública, en completa impunidad y sin que ninguna autoridad haga algo.

Aseguran que, a pesar de que no van a seguir los lineamientos de los decretos vigentes emitidos por el gobierno del estado, respetarán el aforo reducido, la sana distancia, la medición de la temperatura corporal, la aplicación obligatoria de gel antibacterial y la sanitización permanente de mesas, sillas, baños, áreas comunes, loza, vasos copas, cubiertos y demás.

Que desde el inicio de la pandemia tomaron las medidas pertinentes y realizaron las inversiones y modificaciones necesarias, para que sus establecimientos no fueran una fuente de contagios.

Para reforzar sus argumentos, apelan a la opinión de distintas voces autorizadas que aseguran que la mayoría de los contagios se dan en reuniones privadas, fiestas clandestinas, “sonideros” y a bordo de las unidades del transporte público.

Algunos restauranteros colgarán lonas con la consigna “Abrimos o Morimos” para hacer patente lo emergente de su realidad y han pedido a vecinos y amigos el apoyo para hacer lo mismo.

Sin embargo, no todos los empresarios del ramo están convencidos de que abrir en estas condiciones sea lo mejor.

Algunos temen las clausuras y las millonarias multas, a pesar de las promesas de la Cámara en el sentido de que, quienes se sumen a la apertura, tendrán un apoyo absoluto por parte de esta representación.

Dudan y mucho, de la palabra y la capacidad real de convocatoria y acción de quienes hoy llevan las riendas del organismo.

También les preocupa y mucho, la reacción ciudadana ante la medida.

Hay amplios sectores de la sociedad que consideran que sería irresponsable la reapertura, cuando se rompen prácticamente todos los días, los récords de contagios, fallecidos y de ocupación.

Otros, en este complicado contexto, no se sienten con la confianza necesaria como para acudir a un restaurante.

Sería posible entonces el que pudiéramos ver restaurantes abiertos, pero vacíos, lo cual no abonaría en nada a la sobrevivencia y recuperación del sector.

Por todo esto, existen enormes signos de interrogación alrededor del potencial éxito de esta estrategia.

Parece que la única salida realista, será la comunicación permanente entre empresarios y autoridades para llegar a acuerdos de beneficios mutuos y sobre todo, la disciplina y el buen comportamiento social que permita un mejor control de la pandemia.

 

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