Por Valentín Varillas
Empresarios del norte del país buscan como nunca convertirse en la auténtica oposición a la llama Cuarta Transformación de la Vida Pública Nacional.
Ven con preocupación que, a medida que avanza el actual gobierno federal, sus intereses se ven cada vez más afectados.
Y están dispuestos a todo, con tal de no vivir algo similar el próximo sexenio.
Operan ya en varias vertientes, desde su centro neurálgico de toma de decisiones: Nuevo León.
La primera de estas, ya visible, se centra en el financiamiento de acciones de movilización y protesta en varios estados del país.
FRENAAA, por ejemplo.
Ahí eligieron a uno de los suyos, aunque de medio pelo: Gilberto Lozano, para ir midiendo poco a poco las reacciones a sus caravanas y plantones.
Llevan una evaluación puntual de lo que generan en términos de opinión pública y publicada, tanto en la sociedad general, como al interior de los diferentes niveles de gobierno.
También se dejaron sentir en la protesta de ejidatarios en la presa La Boquilla de Chihuahua.
Aunque las reivindicaciones sean auténticas, ellos estuvieron muy cerca de algunos de los liderazgos, buscando ser la chispa que encendiera la mecha.
Y así seguirán, buscando cómo meterse en aquellos sectores en donde empieza a darse la génesis de la inconformidad y el rechazo al nuevo régimen.
Algunos de ellos, en su momento, tuvieron una interlocución real con Alfonso Romo, jefe de la oficina de la presidencia.
Sin embargo, vieron con preocupación que el empresario, hoy metido a funcionario público, perdía constantemente capacidad de operación con el presidente López Obrador.
Varios acuerdos de palabra a los que llegaron con él, no fueron respetados por el jefe del ejecutivo federal.
A pesar de esto, los hombres del dinero dicen tener confianza.
Se asumen como los creadores de El Bronco, todavía gobernador de Nuevo León, por quien nadie daba un peso hace algunos años y al que, con mucho dinero, operación y relaciones, lo llevaron al poder.
Piensan que algo similar les puede resultar en el 2024.
Como Plan B, ante la enorme falta de liderazgos al interior de los partidos políticos de oposición, empiezan a generar amarras que podrían llevar a algunos de ellos a competir por cargos de elección popular en próximas elecciones y ver cómo reaccionan los votantes ante sus respectivos proyectos.
No es difícil que pudiéramos verlos competir en el proceso federal y en algunas entidades federativas en el 2021.
Otro factor que aseguran tener a su favor son sus “magníficas relaciones” con los sectores más duros de la derecha norteamericana.
Esos que cuentan con enormes capitales e influencia, dentro y fuera de su país.
Que tienen intereses de todo tipo en México y que hoy se encuentran intranquilos ante la llegada de un gobierno de supuesta izquierda a su patio trasero.
Los mismos que se fortalecerían con la reelección de Trump y presionarían para que desde la Casa Blanca se siga manteniendo a raya a AMLO y sus aliados.
Ya desde aquellos tiempos de gobiernos priistas, varios de los capitales más importantes del país, ensayaron todo tipo de acciones para terminar con el régimen de partido único.
No pudieron.
Al final, la muerte del tricolor se dio únicamente a través del hartazgo ciudadano.