28-03-2024 09:18:43 AM

La agenda mediática de la pandemia

Por Valentín Varillas

Las consecuencias sanitarias y económicas que arroje como saldo para el país la epidemia por Covid-19, definirán cómo le va a ir políticamente y en términos de opinión pública, al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Algo tan elemental es de sobra conocido por él, sus colaboradores y sobre todo, sus asesores electorales y de imagen.

Son conscientes de que, en casos como la pandemia, es imposible que exista un veredicto único sobre si lo que se hizo como gobierno, estuvo realmente a la altura de la gravedad.

Por eso, era necesario apoderarse de la agenda mediática nacional, en lo que al coronavirus se refiere.

Y se está haciendo con el sello de la casa: las famosas ruedas de prensa diarias.

A la “mañanera” del presidente, en donde desde hace más de un mes se trata el tema que ocupa a todos los países del orbe, desde la óptica oficial y llevando al jefe del ejecutivo federal como emisor y columna vertebral del entramado discursivo, se le sumó la conferencia vespertina que se centra en el reto sanitario que enfrenta el país.

La presencia diaria del subsecretario López Gatell para informar a la nación sobre el número de infectados, decesos, medidas preventivas y demás, le ha dado al funcionario federal un status de auténtica “súper-estrella”.

Todo lo que declara, comenta o argumenta, ocupa los espacios principales de medios, redes sociales y son materia prima para fijar posturas a favor o en contra en muchas columnas escritas por los principales periodistas y “opinadores” del país.

De ese tamaño es el éxito y el nivel de penetración de este recurso que utilizó AMLO como eje central de su estrategia en materia de comunicación social y manejo de medios.

Bajo esta lógica, ahora se le da forma a otra nueva conferencia de prensa diaria, que tiene como pretexto el dar información sobre la colocación de créditos anunciada por el gobierno federal, como apoyo a micro y pequeños empresarios, ante la crisis que ya se vive como consecuencia del confinamiento.

Este, sin duda, va a ser el tema de temas.

El gran reto del actual gobierno: su gloria o su tumba.

Por eso se vuelve prioritario el tomar los hilos del manejo mediático del tema económico.

Y usarlo, como se usa actualmente, para presentar la “verdad oficial”.

Esa que en asuntos tan graves como el de la seguridad pública, por ejemplo, no empata de plano con la contundente realidad que vivimos todos los días.

Más allá de las cifras, de la frialdad de los números, ya aparecen también los superlativos, las frases huecas que apelan a sentimientos, a estados de ánimo y que disfrazadas en ese entendimiento tan particular que hoy se tiene de los “valores nacionales”, impactan en términos de opinión pública y publicada.

Sí, las “mañaneras” han sido vitales en el posicionamiento del actual régimen y ahora, en tiempos de crisis, seguramente también lo serán sus derivadas.

Y no hay que confundirnos.

No se trata realmente de un ejercicio de transparencia o rendición de cuentas.

Esa es la fachada perfecta.

La conferencia de prensa diaria ha servido para fijar la agenda nacional.

Subir o bajar temas, de acuerdo con la conveniencia del actual grupo en el poder y sobre todo, para señalar con dedo flamígero a los enemigos del sistema, a aquellos que -según la óptica presidencial- se oponen al cambio y son los grandes responsables de todos los males que aquejan al país.

El coronavirus, es evidente, aquí ha servido como un divisor adicional de una sociedad que quedó muy fragmentada por la elección presidencial del 2018.

Y parece que no hemos visto todavía lo peor.

A medida que crezca la pandemia iremos siendo testigos de un auténtico canibalismo nacional, que será sutilmente provocado y exacerbado por las tres conferencias de prensa diarias, con las que comunica la realidad nacional, el gobierno federal.

Su “realidad”.

 

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