Por Rodolfo Rivera
Aunque en México deberíamos estar observando cómo nuestros gobernantes y representantes se estuvieran poniendo de acuerdo para diseñar las mejores estrategias, para salvar el mayor número de vidas por la proliferación de los contagios en la fase más crítica de la epidemia del maldito Coronavirus… lo que estamos viendo es el enfrentamiento partidista más grande en la historia del país, casi o seguramente similar a lo que pasaba durante enfrentamientos armados del siglo XIX, cuando perdimos más de la mitad del territorio nacional.
Sí, porque siendo precisos, los verdaderos motivos por los que perdimos Texas o luego el resto de Estados el Norte de la República Federal en 1835 y luego en 1848 estuvieron centrados en la profunda división de la clase política nacional y la búsqueda de intereses propios de la mayoría de los políticos y bandos que existían en aquella época (en la guerra contra la invasión norteamericana de 1846-48, de 19 Estados que había en la República Federal, solo 7 participaron con armas, hombres y dinero).
Casi igual a lo que estamos presenciado en estos momentos en México.
Aquellas crisis y enfrentamientos entre los bandos y grupos políticos parecía que se habían extinguido y los Profesores en las Universidades solo los mencionábamos como épocas en donde salía lo peor del divisionismo nacional. Pero están en el subconsciente histórico de los mexicanos. Estaban latentes, y una enorme crisis los está sacando otra vez.
Repito, los mexicanos deberíamos estar viendo cómo todos los partidos se unen para sacar adelante la mejor forma de resolver la mayor crisis que amenaza la salud, economía y estabilidad de México. Y lo que vemos es exactamente lo contrario.
La democracia mexicana que aterrizó dando tumbos en el siglo XXI provocó competencia y alternancia en todos los cargos de elección popular y creímos que la meta de estabilidad y participación ciudadana madura había sido alcanzada y la sociedad. La verdad es que veinte años después y con el Coronavirus atravesado, esto no ha ocurrido.
El día de hoy hay Gobernadores de partidos opositores al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (el famoso grupo de Gobernadores del Noreste), que hablan de romper pactos fiscales con la Federación, otros de plano de no obedecer nada de las disposiciones que promulgue el Gobierno federal (el perredista Silvano Aureoles de Michoacán), otros que no creen nada de lo que dice el Gobierno Federal (todos los Gobernadores panistas) apoyados por una televisora nacional, otros (todos del PRI y PAN), que exigen más recursos porque dicen no contar con infraestructura suficiente para hacer frente a la epidemia.
Los empresarios (no todos, sobre todos los de COPARMEX/Yunque, que mañana serán candidatos del PAN, como SIEMPRE ha ocurrido) hablando ya de hacer huelga de pago de impuestos (lo cual siempre han hecho –evadir- con o sin coronavirus) o rebeldía fiscal porque las calificadoras financieras internacionales han bajado su “calificación a México” por culpa del maldito AMLO. Pero no dicen que las mismas calificadoras han bajado su calificación a TODOS los países por la crisis mundial.
Vaya, algunos despistados en twitter hablan ya de burradas “secesionistas” y otros plantean escenarios idiotas de un necesario “Golpe de Estado” para derrocar al malvado López Obrador o incluso hay quien habla de su posible muerte (natural o provocada por un atentado).
En serio… ¿Esa es la unidad ante la mayor crisis que hemos vivido después de la Revolución Mexicana?
¿Estamos en esta crisis de divisionismo por el maldito coronavirus o más bien es el pretexto idóneo para cobrar venganza contra López Obrador, que les propinó tremenda paliza electoral a sus opositores en 2018?
Desde luego, también sé que el propio AMLO no ayuda mucho. Tampoco crean que pretendo defenderlo a ultranza.
Él mismo provocó el encono político cuando era opositor al viejo régimen. Él seguramente ya hubiera encabezado marchas o plantones contra quien fuera… si siguiera siendo opositor. Pero da la casualidad que ahora es Presidente.
Hay cosas que ha hecho López Obrador que ni cómo ayudarlo (la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, su empecinamiento en obras absurdas como el Tren Maya, y un largo etcétera). Y pretender que ahora asuma un liderazgo que está siendo sumamente cuestionado por líderes empresariales y partidos de oposición cuyo único objetivo es que se largue… es pedir prácticamente un imposible.
Pero de eso a ya plantear babosadas como secesionismo, Golpes de Estado o hasta atentar contra su vida… es una tremenda insensatez. Por no decir pendejada.
De una crisis secesionista o de un Golpe de Estado JAMAS sale algo mejor que lo que se pretende cambiar. Los líderes que encabezan los movimientos “revolucionarios” son los que se benefician. JAMAS un movimiento armado o cuartelazo ha llevado al “pueblo al poder”. Al contrario, son el inicio de anarquías estúpidas que siempre terminan en… Dictaduras, cuando un listo o grupito de listos se quedan con el poder ante la confusión generalizada.
Sí. Estamos ante la peor crisis de salud de nuestra historia. Pero NO por el número de muertos (que repito, algunos desearían que fueran ya decenas de miles para gritar que tenían razón) o contagiados (sigo creyendo que los contagios –graves y muy fáciles de ocurrir sí-, no son distintos a cualquier difusión viral estacional que tarde o temprano termina o se desarrolla la vacuna)… sino por la crisis económica y política que está provocando.
En serio. Vienen días y semanas muy complicadas. Y NO por la pandemia. Sino por el encono político-partidista que está siendo el preámbulo del próximo proceso electoral, a iniciarse en unos meses.
¿Se imaginan cómo serán los procesos internos, las campañas, discursos, debates y… conflictos post-electorales?
Nuestra Democracia nació enferma desde 1821. Y con ella seguimos todavía.
Que Dios nos agarre confesados.