Por Alejandro Mondragón
De dientes para afuera. Así, sin más, se aprecia esa propagandística solidaridad que realizan empresas de todo tipo.
Las letras chiquitas para ofrecer beneficios a sus cuentahabientes por parte de los bancos rayan en la infamia.
Todos, directa e indirectamente, hemos resultado afectados por la pandemia del coronavirus, que en el caso de Puebla muestra una expansión horizontal, de alto contagio.
Se sabe que buena parte de las empresas mandaron con la mitad de su salario a sus trabajadores. Sí, esas grandes empleadoras terminaron exhibidas. ¿Nombres? Volkswagen y Audi, firmas que han encontrado en la entidad el llamado maná industrial.
Beneficios fiscales, tierras a precio de ganga, subsidios a la producción y capacitación. Todo lo obtuvieron en la época de las vacas gordas del morenovallismo, pero ahora devuelven miseria a sus trabajadores.
Supermercados que elevaron sus precios apenas notaron las compras de pánico de familias. Escasearon mercancías para elevar su valor, aunque ahora los dirigentes patronales piden no subirlos.
Y los medios de comunicación tampoco desentonan. Varias empresas periodísticas han recortado sueldos y comenzaron a realizar despidos porque la crisis los alcanzó.
Nunca salieron de su zona de confort, ahora que la crisis los obliga recurren al despido y recortes salariales para sobrevivir ellos.
Ahora, el Consejo Coordinador Empresarial pide eliminar el Impuesto sobre nómina y recibir devoluciones automáticos del IVA e ISR.
¿Y su compromiso real con los trabajadores y empleados?
El coronavirus nos enseña lo mejor, pero también lo peor de todos.
Si la economía poblana quiebra es por aquellos que recibieron todo y ahora se niegan a dar algo.
Los peores tiempos están por llegar.
