25-11-2024 04:16:12 AM

PAN, acuerdos con alfileres

Por Valentín Varillas

Al igual que Morena, Acción Nacional está hoy dividido, fracturado, es víctima de los apetitos personales de los distintos grupos que interactúan en su interior.

Con auténticos alfileres se sostienen los acuerdos cortoplacistas a los que han llegado, por ejemplo, el panismo radical, con lo que queda del llamado morenovallismo “puro”.

Ese que hoy vive enquistado en el Comité municipal de la capital y que tiene entre sus filas a personajes como Jorge Aguilar Chedraui, Mario Riestra y el propio Jesús Zaldívar.

¿Cuánto podría durar ahora un amarre entre corrientes con reivindicaciones completamente distintas?

Es obvio que ambos tienen una visión mutuamente excluyente de lo que debe ser la política, de cómo ejercer el poder y hasta de prioridades básicas en el ejercicio del mismo.

Hoy, como en otros tiempos, los une un enemigo común.

Antes era el priismo; hoy: los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional.

 

Antes, la unidad se fracturó por la falta de cumplimientos de los acuerdos más elementales.

Hoy, las probabilidades de que un desenlace similar se dé, son altísimas.

Los antecedentes históricos favorecen el pronóstico.

En la coyuntura electoral del 2010, a pesar de que el panismo ortodoxo le abrió las puertas a un ex-priista para competir por la gubernatura, al final se quedaron sin nada.

Les quitaron todo, hasta el partido.

Nunca les dieron las posiciones prometidas, al grado de que los verdaderos militantes de Acción Nacional consideran hasta la fecha que jamás han sido gobierno.

Los postulados básicos de su doctrina nunca fueron siquiera considerados en el diseño y operación de los programas públicos prioritarios de ese sexenio.

Tampoco en las iniciativas de ley enviadas el Congreso local.

Mucho menos en el estilo particular de gobernar, que imitó los modos, las formas, los usos y costumbres del más rancio y viejo priismo autoritario.

Más allá de la posición obligada, cedida a Lalo Rivera para que compitiera por la municipal en esa elección, en el cálculo electoral de Moreno Valle jamás estuvo un panista dogmático como opción.

Él tenía muy claro que las posiciones más importantes estaban reservadas para alguien de los suyos.

Es más, al propio Rivera Pérez, a quien hasta el final lo seguía considerando como un enemigo, lo mandó a perder en la capital en el 2018.

La derecha dogmática fue sistemáticamente desplazada por este neopanismo que se hizo del control de todo, absolutamente todo.

¿Se van a volver a dejar en la coyuntura del próximo año?

¿Estarán dispuesto nuevamente a ser las víctimas?  

¿Qué va a pasar con la falsa unidad al calor de la lucha por el reparto de candidaturas?

No se vaya con la finta, las viejas heridas están lejos de cicatrizar, siguen frescas y supurando y sin duda van a ser un factor real de fractura y división en un momento en donde la derecha poblana tiene posibilidades reales de recuperar importantes posiciones políticas.

Vaya paradoja.

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