Por Rodolfo Rivera
El fin de semana se conocieron algunas mediciones demoscópicas (Consulta Mitofsky, Arias Consultores) que evalúan el trabajo de los mandatarios estatales en todo el país. Y aunque son cuestionables sus metodologías (gran muestra nacional y la dividen en los 32 Estados, lo cual NO necesariamente da resultados válidos en cada uno de ellos), las encuestas coinciden en que el Gobierno de Miguel Barbosa está reprobado por los poblanos.
La explicación de lo anterior puede radicar en que los primeros cinco meses de gestión (de agosto a diciembre), el Gobierno de Barbosa no tuvo un presupuesto completo del cual disponer y se tuvo que conformar con terminar los proyectos que ya se habían dejado iniciados por el Gobierno interino.
Es hasta 2020 cuando las finanzas de la administración barbosista ya están respaldadas por un presupuesto decoroso y es entonces cuando veremos si efectivamente es un Gobierno eficaz. Pero de eso apenas va el primer mes (enero).
Así pues, entre que no se ha hecho obra pública importante y se han abierto varios frentes que hacen que la gente rechace al gobierno estatal de MORENA (reemplacamiento, pago de control automotriz, regreso de las fotomultas, etc.), la verdad es que la opinión pública contra la administración morenista ya es una realidad.
Y uno de los temas (además de los mencionados) que la gente rechazó sin dudarlo fue el del alza del costo del pasaje en el transporte público (en la capital y en general en todo el Estado). La gente reprueba en general el alza, pues el servicio es pésimo y no se ve reflejada en una mejoría, pues los concesionarios constituyen una auténtica mafia que jamás cumple con los acuerdos de mejoría.
Se les autorizó un alza bastante decorosa (echándose en contra a los usuarios, un buen sector de la opinión pública) y ellos (los dueños de las unidades de transporte público) se comprometían a mejorar sus unidades y a equiparlas con tecnología para garantizar seguridad a los usuarios.
Pero ahora resulta que NO cumplirán. Dicen que ya se ampararon (no se sabe si esos amparos prosperen) porque no les alcanza para modernizar sus unidades y mucho menos instalarles todos los dispositivos de seguridad (cámaras, alertas, botones de pánico conectados al C-5, etc.). Es decir, se les autorizó un alza, pero ahora responden que NO van a mejorar su servicio.
Y volviendo al tema original, Barbosa pagando el costo de la terrible noticia de aumentar el costo del pasaje, mientras los concesionarios amenazando que no van a cumplir con los acuerdos.
Pues entonces es la oportunidad magnífica de volver a ganar confianza entre la gente. Que el Gobierno del Estado ahora sí cumpla y quite concesiones a los transportistas rebeldes. Que retire de la circulación a las chatarras que se nieguen a cumplir los compromisos. La gente lo va a aplaudir.
Sería la primera vez en la historia contemporánea de Puebla que un Gobierno no cae en los chantajes de la mafia transportista. Y necesariamente entonces, en las siguientes mediciones demoscópicas (serias, no vaciladas como las que se han publicado últimamente) la gente puede empezar a aprobar más la gestión de Barbosa.
Tienen en sus manos la forma de mejorar los estados de opinión pública negativos que hoy existen.
Pero si no lo hacen, si caen como siempre desde hace 40 o 50 años y ceden al incumplimiento de los concesionarios, entonces también pueden asegurar que la gente los seguirá rechazando (y con mucha más contundencia) en todas las evaluaciones gubernamentales.
Tomen la decisión y pónganse del lado de la gente.
Y eso se verá reflejado en las encuestas de opinión pública.