23-11-2024 01:44:46 PM

No privatizar el espacio

Por Jesús Manuel Hernández

 

La ausencia de políticas públicas y de voluntad política en los últimos años para ordenar el uso del espacio público en el Centro Histórico, ha traído en consecuencia el aumento de grupos de poder económico que se han beneficiado con la privatización de las calles en desprecio de los ciudadanos.

Las estrategias sugeridas por el regidor Eduardo Cobián y la titular de Movilidad Municipal, Alejandra Rubio, de instalar bolardos y maceteros en la vía pública, han sido objeto de críticas más en defensa de intereses personales que con fundamento en temas de urbanismo y calidad de vida.

En las reuniones internacionales de Icomos y de las Ciudades declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, son muchas las recomendaciones para preservar el espacio urbano en beneficio de sus habitantes y no del turismo, existen ejemplos en el mundo sobre estas prioridades, Venecia, Toledo, Salamanca, Cartagena de Indias, Évora, Santiago de Compostela y muchas otras.

De hecho, se le ha visto al turismo sin regulación, como el enemigo de los cascos históricos.

De ahí que las recomendaciones internacionales se inclinen por favorecer al espacio público y cerrar las puertas a la privatización de las calles.

Los ejemplos de Puebla son claros. Los dueños de las calles, ambulantes, prestadores de servicios de transporte público o turístico, se ven beneficiados de la ausencia de la autoridad o de la complicidad de dirigentes y funcionarios.

Ahí está el caso de la terminal de autobuses de turismo en el zócalo y las repercusiones que trae consigo la circulación de autobuses y transporte de proveedores con dimensiones y peso que afectan a la ciudad.

Recientemente organizamos privados como la Asociación de Hoteles y Moteles de Puebla ha señalado que estas medidas, la colocación de bolardos y macetas para restringir el paso de vehículos al centro histórico, están “pegando patadas al pesebre”.

Una desafortunada declaración, secundada por el Consejo de Comerciantes del Centro, quienes también siguen apostando por la destrucción del espacio urbano y la alteración del paisaje en beneficio de sus negocios, no del conjunto urbano de la capital.

En fin, hay personas que han viajado y aprenden mucho de los viajes, pero hay otras que viajan como las maletas.

Bienvenido el orden urbano, bienvenido el turismo que respete la ciudad y bienvenidos los inversionistas que no alteren el orden.

O por lo menos, así me lo parece.

 

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