Por Valentín Varillas
No se espanten.
Si bien el maratón de Puebla, que se realizó el día de ayer, tuvo algunos errores de organización, operación y logística, no puede ni debe considerarse como vergonzoso.
Sí lo fue, en cambio la misma justa deportiva que se llevó a cabo aquí en 2006.
Ahí sí, el gobierno del estado y el resto de los organizadores, dieron la nota.
Y para mal.
Y es que, por increíble que parezca, el maratón poblano de ese año, no cubrió la distancia obligada de 42 kilómetros 195 metros, para ser considerado como tal.
En su momento, este espacio dio cuenta puntual de ello.
El terrible error, pudo ser detectado a través de los entonces “modernos” y “novedosos” relojes deportivos, que contaban ya con un sistema GPS.
Por ejemplo, cuando llegaron a la marca de los 12 kilómetros, notaron que el mecanismo satelital mostraba una distancia real de tan solo 10 mil 148 metros y así sucesivamente, hasta tener una diferencia final en el total del recorrido de cerca de 3 kilómetros.
Sí, en Puebla, ese año, se corrió un “maratón” de tan sólo 39 km.
Por eso los grandes tiempos que se registraron.
He ahí la explicación de los récords impuestos.
La marca del ganador, el keniano Samuel Kiprotich, de 2 horas 8 minutos 47 segundos fue inexplicable, tanto por el nivel del atleta como por las dificultades de la propia carrera.
La altura de Puebla y las pronunciadas pendientes que existen en la vía Atlixcáyotl, ruta a seguir en ese maratón, fueron dos factores que complicaron enormemente el recorrido y que volvían imposible un registro como el del africano.
“Como punto de comparación tomemos los tiempos oficiales del maratón de Nueva York, uno de los más prestigiados del mundo”.
Ese 2006, el ganador de la justa, el brasileño Marilson Gomes Dos Santos, terminó la carrera con un tiempo de 2 horas 9 minutos 58 segundos, marca considerada por los especialistas como un auténtico “tiempazo”.
Sobra decir que el recorrido de la justa neoyorquina es mucho más benévolo que el del maratón de Puebla y que en la gran manzana se corre a nivel del mar.
El keniano ganador en Puebla, un atleta de segundo nivel, que corría solamente maratones en México, según los números oficiales había mejorado por mucho el tiempo realizado por el brasileño, uno de los mejores corredores del mundo.
La misma historia deportiva de Kiprotich, tiraba la verosimilitud de lo que entonces se vendió como un “récord nacional”.
Estos son los tiempos realizados por el keniano en los maratones que corrió antes del de Puebla:
Guadalajara, octubre de 2006: 2:16:18
Yucatán, junio de 2006: 2:24:50
Torreón, marzo de 2006: 2:21:54
Como puede ver, ninguno se aproxima siquiera a la marca registrada en Puebla de 2:08:47, un tiempo que el corredor africano jamás había conseguido.
Ni de cerca.
En la carrera de ayer, el primer lugar, Julius Kibet, hizo un tiempo de 2:22:09.
14 minutos más que el del ganador del 2006.
Sobra decir que, en 13 años. Ha mejorado mucho la ciencia en términos de ropa y calzado deportivo, nuevas técnicas de preparación, entrenamiento, alimentación y suplementos deportivos.
La tendencia es, por lógica, a que los atletas hagan mejores marcas, no mucho peores como es el caso.
El tiempo “oficial” del maratón de Puebla resultó tan sospechoso, que la Comisión Nacional del Deporte determinó que realizará una inspección minuciosa del recorrido del maratón de Puebla para verificar la certeza del supuesto récord nacional.
Y fue entonces cuando salió el peine.
Y la vergüenza fue mayúscula.