26-04-2024 04:26:10 PM

El calvario de Heliodoro

Por Valentín Varillas

 

En un auténtico viacrucis se ha convertido el debut de Heliodoro Luna Vite, en el servicio público poblano.

Una pesadilla de la que muy pronto podría despertar.

Y es que, aunque no trascienda todavía públicamente, el gobernador Barbosa y su círculo íntimo ya analizan cuatro perfiles para sucederlo al frente de la Secretaría de Infraestructura.

El mandatario estatal lleva semanas sin recibirlo y cada documento que sale con la firma del titular de la dependencia, es revisado con lupa por el jefe del ejecutivo.

En tiempo récord, ha dilapidado la confianza de la que gozaba.

Dos han sido sus pecados principales: su desmedida ambición -en primerísimo lugar- y las enormes divisiones internas que provoca, al actuar por consigna en contra de quienes le estorban en la conclusión de sus oscuros objetivos.

Por un lado, la presión insistente a los empresarios para “entrarle” ya con el pago de moches, a cambio de contratos de obra pública, algo que el propio gobernador repudió en su discurso de toma de protesta y que prometió que no ocurriría en su administración.

Ha tenido éxito en algunos casos –los menos- y en otros ensaya la penosa filosofía de girar “cheques al porvenir”, prometiendo beneficios a futuro para quienes decidan apoyarlo en presente.

Así de básico, así de elemental.

En el proceso de cabildeo y negociaciones con los hombres del dinero, juega un papel fundamental uno de sus familiares, César Vite Godínez.

A este personaje, se le ve frecuentemente en opíparas comilonas, realizadas en los mejores restaurantes de Puebla, en donde lanza el anzuelo a los potenciales incautos.

Además, ha sido el encargado de meter a la dependencia a un grupo de incondicionales, sin experiencia ni conocimientos básicos en lo que a obra pública se refiere, pero que son fundamentales en el esquema que pretenden implementar.

Su forma de convencerlos ha sido prometerles jugosos ingresos -mucho más altos de los que oficialmente se reflejan en la nómina estatal-, una vez que los recursos “por fuera” fluyan de manera constante.

Por cierto, esa falta de experiencia y conocimientos elementales ha generado exceso de burocracia, tortuguismo y una ineficiencia enorme que preocupa, al ser ésta una de las secretarías consideradas como prioritarias para alcanzar los objetivos planteados en el Plan Estatal de Desarrollo.

Peor, imposible.

Lo bueno, ante tanto malo, es que todo lo anterior es ya del conocimiento de quien puede hacer que se den los tan necesarios cambios.

El relevo, le digo, podría concretarse muy pronto, ante la luz verde que se ha dado para palomear lo nombres del potencial reemplazo.

Una vez amarrado éste, Heliodoro y sus secuaces serían arrojados, fulminante e irremediablemente, del paraíso que representa pertenecer a la dorada burocracia.

Vale la pena recordar que a pesar de haber sido un incondicional del hoy gobernador, Heliodoro no fue considerado seriamente para el cargo, hasta que, por extrañas razones, se cayeron las dos primeras opciones.

Ambas, por cierto, anunciadas públicamente durante el período de transición de poderes.

A ver qué viene para la Secretaría de Infraestructura y quién acabe siendo su próximo titular; aquel que tendrá que sentarse en la que ya llaman desde ahora “la silla maldita”.

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