Por Rodolfo Rivera
Recuerdo que al menos desde 2011 y 2012 empezamos a hablar en este mismo espacio y desde luego en mi programa de radio por internet y redes sociales, que había mucho de raro (en esa época sin pruebas y solo por sentido común) en el frenético ritmo en que el entonces recién Gobernador Rafael Moreno Valle llevaba para hacer obras y más obras en el arranque de su gestión.
Repetía yo hasta el cansancio (ahí están los programas grabados para la memoria) aquel viejo dicho de políticos del viejo régimen que rezaba “Haz obra…que algo sobra”, para referirse que era la forma más segura de desviar recursos públicos para el bolsillo de los gobernantes.
Muchos (muchos) nos decían de todo en las redes sociales. Los panistas nos espetaban que estábamos ardidos porque Rafael Moreno Valle no nos daba “chayote”. Los simpatizantes del RMV (muchos en aquel entonces) nos reclamaban que estábamos en contra del progreso y que él era el mejor Gobernador que había habido en la historia. Los priístas (los pocos que no se habían ido con él a su gobierno y que no tenía comprados como a los pobres Diputados) nos decían que “¡qué podían hacer, sin recursos y sin rumbo!”. Y la gente en general me decía (familia y amigos incluidos) que “todos robaban pero al menos él estaba haciendo algo”…
Era la época dorada del morenovallismo. Felipe Calderón le dio recursos y apoyos (aunque siempre lo vio medio receloso), pero cuando llegó Enrique Peña Nieto vino la lana en serio. Ahí comprobamos el ADN priísta de Moreno Valle. Sus mejores amigos siempre fueron los líderes y empresarios históricos priístas. Los Hank, los Gutiérrez Cortina, los Hinojosa, los Aspe, el Grupo Atlacomulco y desde luego desde 2012 el Presidente Peña Nieto, conocido de su familia desde hacía años.
A partir de 2012 se hicieron los negocios más fabulosos del morenovallismo. Se empezó la instalación de AUDI y toda la transa que se hizo con las plataformas y la hoy abandonada Ciudad Modelo, se empezó el infame segundo piso de la autopista México-Puebla, se empezó el espantoso Museo Barroco, se hicieron puentes atirantados donde se pudo, se hicieron ciclopistas que nadie usa hoy, se diseñó y construyeron las rutas del Metrobús, se construyó todo el multimillonario complejo del CIS y una bola de CESSA (centros de salud sin servicios ni electricidad) en muchos municipios del Estado, los inútiles Arcos de Seguridad y decenas de obras y proyectos más.
En todas las obras se beneficiaron a los empresarios amigos y en recompensa, sobra decirlo, seguramente vinieron los “retornos” (forma elegante de los políticos para referirse a las mordidas y moches) para Moreno Valle y su grupo de colaboradores. Literalmente, fueron decenas de miles de millones de pesos los que se manejaron en aquellos años. Quién sabe cuánto del presupuesto que tuvo en su sexenio (promedio 80 mil mdp cada año) fue a dar a los bolsillos de los morenovallistas y su Jefe. Quién sabe cuánto fue a parar a los bolsillos del propio Peña Nieto y sus constructores consentidos.
Quizás nunca lo sabremos realmente.
Hoy el nuevo Gobernador Miguel Barbosa ha prometido que se reabrirán las cuentas públicas del sexenio de Moreno Valle y desde luego de su sucesor y creación, Antojo Gali Fayad. Y ya venía otro sexenio de saqueos, pero el destino quiso que Puebla ya descansara.
Los colaboradores de Moreno Valle, sabedores de lo que viene han optado por varios caminos. Unos de plano se pelaron, se exiliaron, se regresaron a los sitios de donde eran realmente (muchos ni vivían en Puebla) o andan “viajando” por sus “cargos internacionales” (Gali, Eukid Castañon, Luis Banck y varios más). Otros se escondieron y no han dicho ni pío desde hace meses (Cabalán Macari, Patricia Leal, Sergio Moreno Valle y muchos más), otros se refugiaron en el PAN para desde ahí protegerse de lo que viene (los Riestra, Pablito Rodríguez Regordosa, Jorge Aguilar Chedraui y muchos de la pipitilla) y varios de menor rango, mejor coquetearon y se aliaron soterradamente con Barbosa y hoy mendigan algún cargo (porque no saben hacer otra cosa y porque “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”).
Sí, el morenovallismo murió también con los ocupantes del helicóptero desplomado el 24 de diciembre.
Los Diputados que tenía, hoy ya son “sin partido” y los dos o tres que quedan seguramente pronto se pasarán a esa innombrada bancada. Los legisladores federales tampoco hacen ruido. Roberto Moya, quien se quedó con la Senaduría de RMV ha preferido el silencio también, pues dicen que él es quien se quedó con el control de la inmensa fortuna (aunque yo creo que es el propio Padre del ex Gobernador, experto desde siempre en el manejo “inteligente” de finanzas).
Total. Unos escondidos, otros desaparecidos o pelados, otros de plano negando su morenovallismo, otros ya en el gobierno de Barbosa. Si San Pedro negó a Jesús tres veces, estamos presenciando las numerosas negaciones de los otrora fieles discípulos.
Y por supuesto, los más fieros defensores del morenovallismo todo su sexenio y hace apenas un año (apogeo del conflicto post-electoral del 2019), hoy también son sus más tenaces críticos y pregonan “que siempre lo fueron”. De cínicos está lleno el camino del infierno.
En fin. Hoy es una moda ser anti morenovallista, cuando hace un año (y ocho años atrás) era sacrilegio serlo.
Neta, si Rafael Moreno Valle reviviera… se volvería a morir al instante, de ver la ingratitud que priva en todos sus antiguos aliados, discípulos, cómplices y defensores.
Miguel Barbosa ha prometido una y otra vez que se investigará todo, que se reabrirán cuentas, que habrá nuevas auditorías, que viene la Auditoría Superior del Estado y la de la Federación con nuevos procesos, que la Secretaría de la Función Pública y la Comisión Inspectora del Congreso del Estado analizará hasta el último ladrillo de las obras morenovallistas y galistas, que la Unidad de Inteligencia Financiera de Santiago Nieto va a investigar a todos los mencionados no por sus cuentas sino por “enriquecimiento inexplicable” y hasta lavado de dinero…
Extraordinario. De lujo.
Hoy todos aplauden. Sí. La moda de ser antimorenovallista. Cuando hace 8 años éramos unos envidiosos y no aceptábamos la grandeza que habría en Puebla, Vaya, que nunca entendimos que “lo mejor estaba por venir”.
Pues espero que todo eso sí se lleve a cabo. Que investiguen y castiguen a los que saquearon Puebla. Que los poblanos sepan cómo se quebrantó la economía de Puebla y hoy es un Estado endeudado para los próximos 30 o 40 años.
Unos ya no lo verán porque la muerte hace que prescriban todos tus delitos.
Pero hay una bola que sí anda ahí paseándose con la mayor impunidad. Con jets privados, con yates, con colecciones de autos, con ranchos y mansiones en México y el extranjero, con negocios y antros en Europa…
Por favor señor Gobernador Barbosa, que sí haya castigo. Los poblanos no perdonarían si todo se queda como está y se desilusionarían absolutamente de MORENA y sus gobiernos. Que no sea una moda pasajera… como todas las modas.