Por Abel Pérez Rojas
El ejercicio de la libertad de pensamiento y el estudio de los fenómenos extraños, son trasfondo del puente entre filosofía y ufología.
La filosofía como madre de la ciencia y de todo conocimiento no debe estar exenta de campos de la realidad que han sido relegados, marginados o ignorados por quienes se asumen como intelectuales o académicos “serios” y, por otra parte, la ufología u ovnilogía –el estudio del fenómeno ovni (objeto volador no identificado)-, no puede sustraerse de cimientos y estructuras filosóficas y científicas, si es que aspira a realizar aportes que soporten el escrutinio riguroso de la verdad.
Abordo el presente tema a partir de la invitación que recibí hace un par de semanas de Patxi Villar de Paul, para participar en el programa radiofónico por Internet desde España, Mundo Insólito Radio, acerca del tema: Filosofía, ufología y poesía.
A mi parecer, la libertad es el trasfondo para abordar este tema, específicamente, el ejercicio de la libertad para reflexionar y estudiar todo, aún aquello que descartamos a priori debido a nuestros prejuicios personales y sociales.
Reafirmo este sentido en la afirmación del escritor, novelista, guionista y periodista francés Bernard Werber: “Hay una ciencia (…), la ciencia de la libertad, la libertad de pensar por sí mismo, sin molde preconcebido, sin capilla, sin maestro, sin ningún a priori”.
Todo persona que aspira a ser libre -ésta es la esencia del filósofo- no debe rehuir reflexionar, estudiar o investigar sobre cualquier tema, incluyendo, por supuesto los asuntos concernientes a la ufología y con otros campos tradicionalmente vetados por el sector formal de la investigación, como son las cuestiones paranormales, los hechos históricos que no coinciden con la narrativa aceptada, entre otros.
Un punto de partida para puentear la filosofía y la ufología es el relacionado con la concepción de ¿qué es vida?, ¿qué es ser humano? y ¿qué es el universo?, pues si concebimos que estamos frente a una situación compleja, interconectada entre sí con una serie de circunstancias que hasta ahora no hemos estudiado ni siquiera someramente, podríamos adoptar una postura de apertura hacia lo desconocido, aún de aquello que se salga a los paradigmas predominantes que orientan las directrices del arte, de la ciencia y del saber.
Por otra parte, a propósito de lo que vengo abordando, escribí en el 2013 un artículo titulado “Educar(se) en y para lo extraño”, a fin de reflexionar en torno al valor educativo de lo extraño, es decir, de aquello que por definición es raro, singular o “ajeno a la naturaleza o condición de una cosa de la que forma parte, a simple vista, puede verse que el campo de estudio de la ufología, entra a la perfección en la definición de extraño.
Me permito citar algunos párrafos de dicho artículo que deben leerse a la luz del tema filosofía y ufología:
“Educar(se) en y para lo extraño significa cuestionar nuestros puntos de seguridad y abrirse a nuevas estructuras de pensamiento, a partir de abordar lo que soslaya la instrucción formal por considerarlo irrelevante o poco serio.
“…el cerebro busca andar sobre lo seguro. Buscar escondrijos para guarecerse de las interminables dudas es una actitud, hasta cierto punto, de compensación ante la infinitud de los misterios del Universo.
“Si ponemos en tela de juicio nuestro saber podríamos estar renunciando a la aparente seguridad que da el conocimiento, pero estaríamos abriéndonos a la expansión del pensamiento, a las ideas originales e innovadoras.
“No debe tomarse lo extraño sólo como sinónimo de paranormal o sobrenatural, en el contexto en el que venimos discurriendo el término debe remitirnos a lo raro, a lo singular, a lo que habitualmente es desechado o poco abordado por las investigaciones de las instituciones formales.
“En el ámbito social, por ejemplo en la historia universal, encontramos episodios que no reciben la misma atención que los acontecimientos divulgados en los libros de texto. O en las ciencias naturales, en el caso de la biología, vemos desafíos extraños en la criptozoología: estudio de los animales cuya existencia es improbable, o en la astrobiología: rama de la ciencia en la que se vinculan astrofísica, biología y geología para el estudio de la existencia, origen, presencia e influencia de la vida en el conjunto del universo.
“Hay vastas fuentes de fenómenos extraños, y aun los conocidos, a la espera de mentes dispuestas a sortear la medianía”.
Hasta aquí la extensa, pero oportuna cita.
Si nos asumimos como seres que buscan ejercer su libertad y formarse en el camino, entonces, frente a nosotros se abren infinitas posibilidades de no rehuir a hallar y andar los vínculos filosóficos con áreas del saber que no han estado hasta cierto punto visibles, como es el caso de la ufología.
Cierro este primer bosquejo diciendo que cualquier persona que aspira a estudiar seriamente la materia que sea, entre ellas la ufología, no puede ni debe renunciar a una conducta ética ni alejada de las herramientas intelectuales, racionales y tecnológicas que como civilización hemos ido construyendo, en caso contrario, es fácil montar cultos religiosos y fanáticos en cuestiones en las que se requiere imparcialidad, profesionalismo y mucha objetividad.
Por otra parte, los filósofos y la filosofía, no pueden rehuir especular en torno a la ufología y a otras materias, por el simple hecho de que no hacerlo es abonar a la ignorancia y a la parcialidad del conocimiento.
Se requieren ufólogos con bases filosóficas sólidas, y filósofos con una visión de la complejidad de la realidad desde el ángulo de la ufología. ¿O no?
Nos vemos en la próxima entrega. Te espero.