Por Jesús Manuel Hernández
Quizá dos o tres asuntos del mensaje de inicio del nuevo régimen poblano se quedarán para el análisis y el seguimiento de los próximo cinco años. El asombro entre quienes escuchamos que la deuda del morenovallismo fue de 44 mil millones de pesos, es sin duda uno de esos asuntos, por demás motivo de la crisis actual, obras onerosas, no derivadas de proyectos que contemplaran el bienestar social de los poblanos, sólo la proyección unipersonal del gobernador ansioso de ser candidato presidencial.
El segundo está relacionado con la seguridad pública, Miguel Barbosa se asumió como responsable de solucionar el terrible problema de inseguridad, y se puso al filo de la raya, asumiendo la total responsabilidad de gestionar la coordinación de mandos, Guardia nacional, Policía Estatal y Policías Municipales para garantizar el libre tránsito de los poblanos.
Pero hubo un mensaje muy claro, que, en política, en el primer acto de gobierno resulta muy significativo. Al hablar de seguridad, dejó en claro que la “inseguridad no es un asunto de percepción, mejor que digan que no pueden”.
Quienes habían ubicado en el auditorio a la Presidenta Municipal de Puebla Claudia Rivera, le buscaron la mirada, indiscutiblemente el mensaje fue para ella, sus declaraciones sobre la “percepción” le condenan.
Ahora estará por verse si Claudia Rivera dirá que no puede con la responsabilidad de ser Presidenta Municipal y es que, a juzgarse por los hechos, en nueve meses no se ha distinguido un sello del gobierno de la 4T, un tema por demás peligroso en la proyección para el 2021.
El tercer asunto, quizá desapercibido, es que en ningún momento María del Carmen Cabrera Camacho, la diputada encargada de presentar a los invitados, mencionó a la autoridad municipal de la capital poblana. Claudia Rivera fue borrada del discurso oficial.
Y no era para menos, los militantes de MORENA, el propio Miguel Barbosa, sufrieron penosa afrenta cuando Claudia Rivera asumió el gobierno municipal, no invitó a Barbosa, quien llegó acompañado por la dirigente Yeidckol Polevnsky Gurwitz y su presencia pasó totalmente desapercibida para Rivera, lo borró del discurso oficial.
Y en política, no seguridad pública, las percepciones llenan los huecos del poder.
O por lo menos, así me lo parece.