Por Alejandro Mondragón
Todos los pleitos en Morena conducen al 2024. La presencia de Ricardo Monreal en la ríspida reunión entre el candidato Luis Miguel Barbosa y el senador Alejandro Armenta confirman el padrinazgo del primero con el último.
La ausencia de Yeidckol Polevnsky establece que el encuentro nocturno en las oficinas del coordinador morenista en la Cámara Alta no significa, bajo ninguna circunstancia, la renconciliación, sólo es una tregua.
La lideresa ha sido muy clara: “a Ricardo (Monreal) le urge el control del partido para no estar en desventaja frente a Claudia (Sheinbaum) y Marcelo (Ebrard) rumbo al 2024”.
Las gubernaturas de Puebla y Baja California con sus aliados, tampoco le garantizan la fuerza que requiere Yeidckol al interior de Morena. Necesita de más adeptos.
El problema es que Andrés Manuel López Obrador ya tiene su carta marcada para el relevo de Polevnsky. Engaña con la verdad, como siempre.
Tiene en Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional de Morena a su posición, con vínculos claros con Martí Batres, otro de los factores de poder al interior del partido del presidente.
El tema que se contrapone al interior de Morena no es otro más que abrirse a la afiliación masiva o mantenerse con los candados para impedir el arribo de más “sabandijas”.
Por lo pronto, lo de Armenta fue su última carta, porque sabía de antemano que su caso en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo dejaría sin nada.
Monreal también mandó una señal que será Armenta su candidato para el 2024, aunque aquí todavía falta mucho por verse en el camino. Alejandro evita la expulsión, pero a su vez formaliza una tregua con Barbosa para dejar de ser, por ahora, el caballo de troya de los intereses morenovallistas.
Habrá que esperar a ver quién cumple lo acordado.