Por Rodolfo Rivera Pacheco
Finalmente tomó posesión Andrés Manuel López Obrador como Presidente Constitucional de México. Después de un largo peregrinar de unos 15 años buscándolo… llega al cargo político más importante de este país, un abanderado de la izquierda, al menos al momento actual. Esto nunca había sucedido realmente, aunque los gobiernos de la Revolución siempre sostenían ser de izquierda “socialdemócrata”.
Y ciertamente López Obrador proviene de ese priísmo de los años 50´s y 60´s del siglo pasado –él mismo lo remachó ayer en su discurso, alabando el “desarrollo estabilizador” priísta-, aunque ahora el PRI y el PAN enarbolen casi lo mismo en cuestiones de posturas económicas. “Neoliberales” les llama y reclama AMLO.
Desde luego una cosa es el discurso –muy vitoreado ayer por millones de mexicanos- y otra llevarlo a cabo efectivamente. La esperanza es demasiada en demasiada gente.
Y he ahí el brutal compromiso que tiene López Obrador. Cumplirle a la gente lo que con tanta esperanza quieren de él, que no es otra cosa en una frase: Sacarlos de la pobreza. Punto. Todo lo demás es accesorio. La lucha contra la corrupción, el combate a la inseguridad, la austeridad de los gobernantes… todo está bien. Pero si los mexicanos no observan un cambio en sus vidas y ahora se sienten mejor de cómo han estado las últimas décadas… simplemente se van a desilusionar de su Presidente. Acuérdense.
Y López Obrador no solo ganó él, sino arrastró a la mayoría clara para el Senado y Cámara de Diputados, así como legislaturas locales, Gobernadores y cientos de Alcaldes. Pero si la Presidencia de la República y todos sus gobernantes (de MORENA, pues) no dan los resultados que la gente espera con ansiedad… en serio, van a desilusionar.
En todas las democracias occidentales modernas ha ocurrido lo mismo. Si la gente no ve mejoría en su economía, lo cual provoca menos inseguridad, menos corrupción, por haber más empleo, más poder adquisitivo, menos inflación… termina despreciando a los gobernantes que no lo cumplen o logran (“It’s the economy, stupid!”). Y más si esa es la promesa de campaña y motivo por el que alguien gana –arrasa- en una elección.
Porque del tamaño de las promesas y expectativas es exactamente el tamaño de las caídas en preferencia electoral.
Sí. Hoy AMLO cuenta con un bono de confianza social increíble. Lo vimos el sábado. Son millones que lo adoran. Es un rock star. Ni el Papa llenó el zócalo como él, la neta.
Es muy difícil que pierda el bono en poco tiempo. Pero no le va a durar eternamente, también que lo entiendan sus correligionarios y gobiernos.
Si no funcionan y la gente no mira un cambio, en serio, los va a despreciar en la siguiente elección. Y esa es en dos años y medio. Sí, ya dentro de poco.
Y repito lo que ya he dicho aquí mismo: No pueden usar el argumento de que todo estaba tan mal que no nos dio tiempo cambiarlo. El efecto de ese razonamiento dura un poco de tiempo. Pero conforme pasen los meses, la gente empieza a desesperarse, empieza a criticar a los que antes alababa. Ha pasado en TODO el mundo, no tendría por qué ser distinto en México.
De hecho ya empieza a pasar en Puebla, donde ciertamente la mayoría de la población sigue confiando en que el gobierno de MORENA es bueno y tiene buenas intenciones, pero… los mismos de MORENA (¡!) ahora son duros críticos de la poca “eficacia” en un mes y medio de gestión.
El problema es que solo son 36 meses de gestión. Ya nomás quedan 34. Si la gente no observa cambios, pronto se desilusionará y esas mismas mediciones de apoyo empezarán a cambiar también. Créanmelo.
Así que ya empezó formalmente la famosa Cuarta Transformación. Ahora a ver los cambios prometidos.
Nosotros lo vamos a medir, por supuesto.
LA NOTA AL PIE…
No esperemos resolución al tema de la impugnación de la elección para Gobernador de Puebla esta semana. Este miércoles es verdaderamente difícil que salga. Y el jueves y viernes menos. De hecho el ponente del tema, Magistrado José Luis Vargas Valdés estará la mañana del viernes 7 en Guadalajara presentando el libro de mi querido amigo, el Magistrado Jorge Sánchez Morales, en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara (“La Reelección Legislativa y de Ayuntamientos en México”).
Así que quizás se cumpla lo que a mí me dijeron hace un par de semanas, que seguramente después del 10 de diciembre sabríamos del tema.
Pufff.
