Por Jesús Manuel Hernández
Los ciudadanos estamos acostumbrados a que los políticos y los funcionarios en su gran mayoría roban, a que en campaña prometen y cuando se encumbran en el poder traicionan y después se la pasan mintiendo para justificar su actuación.
Mucha de esa práctica se elevó en el pasado a la petición constante de los electores a pedirle a los candidatos que regresaran a sus distritos, bien es sabido que una vez obtenido el triunfo se cumplía la sentencia coloquial: “prometer y prometer, hasta el voto meter, que una vez metido, olvidar lo prometido”.
Al inicio de este Nuevo Régimen el Presidente López Obrador nos hace una oferta nada despreciable, se compromete ante la estructura de los poderes formales y ante el pueblo que le dio los votos a “no robar, no mentir y no traicionar”, asuntos de vital importancia para construir cualquiera de las visiones del corto plazo del país que queramos.
Para algunos empresarios el saludo del Nuevo Régimen ha sido contrario a sus deseos, consideran su presentación como factor polarizante, lleno de expresiones maniqueas, retrógradas, incluso, dijo el dirigente de la Coparmex nacional.
Sea como sea, la realidad nos alcanzó, el nuevo estilo, el nuevo discurso, la nueva gramática y quizá la nueva semántica de las palabras, tendrán que abrirse paso en el corto plazo.
Diciembre será un mes donde nos adaptaremos todos al nuevo gobierno, la libertad de expresión parece que será respetada por encima de las filias y las fobias, la desaparición del estado espía, del espionaje a los enemigos, dicen que ha desaparecido. Abrir las puertas de la residencia de Los Pinos, ha sido tomado un gesto de empoderamiento del pueblo que por fin ve cómo vivían los Jefes del Estado Mexicano.
30 millones de mexicanos esperan que López Obrador gobierne bien, para el bien, y que a partir de ayer no exista el influyentismo, menos la mentira, tampoco la protección a los traidores y el pueblo ha obtenido la categoría, el mando, para denunciar las irregularidades.
¿Estarán todos los colaboradores de López Obrador a la altura de sus deseos y buena fe?
¿Pasarán todos las pruebas de no mentir, no robar y no traicionar?
Aquí en Puebla tenemos ya el primer caso que sirve de base del cuestionamiento, la designación de Luis Maldonado Venegas como presunto “jefe de oficina del titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán”, pareciera el negro en el arroz.
¿Acaso Maldonado cubre los requisitos de no robar, no mentir y no traicionar? Pareciera más bien el retorno de los brujos.
O por lo menos a mí, así me lo parece.