Por Jesús Manuel Hernández
Faltan escasas cuatro semanas para el cambio formal de mandos presidenciales de México, aunque bien es sabido y vivido por todos los actores de la sociedad, que Andrés Manuel López Obrador domina la agenda, el escenario es totalmente suyo y suya la captación del interés de todos.
Varios frentes ha venido abriendo el presidente electo, el más sensible quizá el de las designaciones de los mandos militares, alejados, según versiones periodísticas, de la continuidad, incluso algún portal de noticias tituló de manera impecable la interpretación de las decisiones: “López Obrador quiebra el mando en el Ejército y lo mantiene en la Marina”.
La reaparición de la maestra Elba Esther Gordillo en busca de recuperar sus poderes gremiales, pone una guinda en el pastel presidencial; de todos es sabida su colaboración y operación el día de las elecciones y por ende alza la voz por sus derechos.
La tolerancia y aceptación a la caravana de hondureños, quizá alimentada por otras nacionalidades, que ha dado el gobierno actual y el entrante, no ha dejado a todos satisfechos. Muchas opiniones se han dejado sentir por jugar a ser “candil de la calle y oscuridad en la casa”, y se ha dejado de lado la trascendencia geopolítica del hecho y la opción de construir el muro en la frontera sur de México, pero no físicamente, sino económicamente, y quizá para ello esté el proyecto del llamado Tren Maya.
Andrés Manuel dio un paso sin retorno al convocar a los ciudadanos a opinar sobre la continuidad o no del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En campaña lo prometió y ahora rescata su palabra con hechos, gobernará, o intentará hacerlo “escuchando la voz del pueblo” y remata con una de sus características frases: “Vamos a gobernar así, preguntándole a la gente, dicen que para no equivocarse lo mejor es preguntar para eso es la democracia”.
El primer experimento adoleció de estructura para evitar equivocaciones, hubo votos repetidos, y lo peor, no hubo mamparas para ejercer la opinión, los ciudadanos tuvieron que marcar una de las dos propuestas prácticamente enfrente de todos.
Aun así, Andrés Manuel dice que respetará la decisión de las mayorías, un asunto que muchos consideran derivación de lo sucedido en Venezuela hace unos meses, aunque los temas y escenarios son diferentes.
Por desgracia en el análisis del llamado NAICM, han quedado atrapados en la oscuridad los verdaderos intereses, del gobierno entrante, por descubrir qué fue lo que motivó a Peña Nieto a tomar la decisión de construirlo en Texcoco.
Negocios inmobiliarios parecen ser el tema de fondo, que AMLO pretende detener con la voluntad del pueblo. ¿Debe financiarse la factibilidad de un grupo privado con dinero público? Es la cuestión de fondo.
Pero hay otra, la parte técnica. El aeropuerto Benito Juárez tiene actualmente 93 posiciones de arranque, 56 de ellas de contacto, es decir en la puerta de acceso, y 37 remotas, se aborda el avión viajando en un autobús.
El Nuevo Aeropuerto ofrece en su primera etapa, 96 posiciones de arranque de contacto y 68 remotas, es decir 164 en total, casi un 67 por ciento más, con lo que se pueden tener 142 operaciones por hora, en lugar de las 58 del Benito Juárez.
Bajo esa óptica la oferta no es mala, el problema es la especulación de los predios y el mercado inmobiliario que rodeará, en caso de hacerse, a las nuevas instalaciones.
Quizá por ello el diputado Mario Delgado, líder de la bancada de MORENA haya votado a favor de continuar las obras de Texcoco, con una cirugía mayor y sin corrupciones.
El resultado del sondeo, no cerrará el frente de la consulta, quizá desate otros frentes que cuestionarán la actuación de López Obrador, se haga, donde se haga.
Y, por si fuera poco, el anuncio de la visita de Nicolás Maduro a la toma de posesión del nuevo gobierno, viene a reforzar las opiniones contrarias al presidente electo por su cercanía al populismo latinoamericano.
Quizá, sin darnos cuenta estamos asistiendo a la conformación de un nuevo liderazgo continental, latinoamericanista, con López Obrador a la cabeza.
O por lo menos, así me lo parece.