Por Valentín Varillas
No, no están tranquilos ni confiados.
Mucho menos optimistas.
Aunque en el discurso y la retórica consideran acertada la decisión del Trife de abrir la totalidad de los paquetes electorales correspondientes a la elección de gobernador de Puebla, lo cierto es que cayó como un auténtico balde de agua fría en el centro neurálgico del grupo político del ex gobernador Moreno Valle.
Inclusive, muy en corto reconocen que el escenario se modificó y de manera radical y que por lo mismo, sus pronósticos cambiaron también.
Uno de ellos, especialista en temas electorales, confió a quien esto escribe que, antes de que la máxima autoridad electoral del país optara por el “voto por voto”, sus expectativas de obtener una ratificación a su triunfo por parte de estas instancias eran bastante amplias.
Aunque es imposible cuantificarlas en números concretos, los pronósticos al interior del equipo las ubicaban por arriba de un 60%.
Después de los sucesos del miércoles, la continuidad al frente del gobierno estatal ya no lo consideran el escenario más probable.
El problema no es aritmético.
No cabe duda que el conteo frío de votos arrojará resultados muy similares a los oficiales.
El tema es cualitativo.
La apertura de la Caja de Pandora, será en los hechos una radiografía que desnudará la forma en la cual se llevó a cabo la jornada electoral y determinará si prevalecieron o no las condiciones de legalidad e igualdad de participación necesarias para calificar un proceso como legal.
En la forma, dos temas también les preocupan.
Primero, las declaraciones de los magistrados en el sentido de que el recuento no deja sin efecto los procesos de impugnación presentados por el Movimiento de Regeneración Nacional.
Que son caminos en estos momentos paralelos, pero que tarde o temprano convergerán en un punto, para decidir si la elección se repite o no.
Sin embargo, lo que más les inquieta, es el posicionamiento duro, claro, contundente, que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador hizo sobre el caso Puebla.
Mientras festinaban lo que ellos entendieron como un “vacío” de los liderazgos nacionales más importantes de Morena al tema, AMLO no dejó lugar a dudas de que, en su opinión, en Puebla se operó un escandaloso fraude electoral.
Y es que, Moreno Valle y su grupo, formados al fin en la lógica priista de hacer política, siempre han considerado como un “suicidio” pelarse con el presidente en turno.
Más allá de colores o partidos, han actuado bajo la filosofía de que “el águila es el águila”, desde el primero hasta el último día del sexenio y que, en una estructura piramidal de poder como la que se vive en este país, por más conceptos de división de poderes y supuestos límites en sus facultades legales, su palabra sigue siendo la ley.
Ejemplo de lo anterior fue la coexistencia de Rafael con Peña Nieto, con el que se alineó de tal manera que llegaron a límites de complicidad, política y económica, nunca antes vistos en autoridades emanadas de partidos diferentes.
En los hechos, Moreno Valle resultó un aliado mucho más valioso para el todavía presidente, que cualquier gobernador priista.
¿Aplicará la misma filosofía en esta coyuntura?
¿Dejará de pelar Puebla en aras de no enfrentarse con el nuevo tlatoani de la política nacional y sus más de 30 millones de votos de respaldo?
¿Tiene el ex gobernador de Puebla algo valioso que ofrecer en caso de que se abriera la puerta a una negociación política?
Veremos de qué cuero salen más correas.
