Por Jesús Manuel Hernández
El escenario de Puebla no es lo que se pensó hace ocho meses cuando aún se reflexionaba sobre quién encabezaría las candidaturas por el Frente en Puebla. El pronóstico era alentador, hacer ganar a Martha Érika a través de la atomización de candidatos en varios partidos y con ello impulsar una verdadera cargada a fin de tener garantizado el Congreso del Estado, algunas diputaciones federales y al menos una senaduría.
Pero los pronósticos han sido revertidos por la realidad, además del impulso de López Obrador, la llegada de Luis Miguel Barbosa dejó con mal sabor al morenovallismo aunque de él sabían mucho y tenían dónde sembrar para después explotar en campañas negras.
Actos de desesperación en el cuarto de guerra morenovallista se traducen en acciones emanadas más de lo visceral que de la estrategia.
Hace unas dos semanas, Bodegas del Molino, el escenario preferido del ex gobernador para los actos estratégicos positivos, lo fue ahora para llamar a cuentas a los responsables de las regiones del estado donde las cosas no están caminando bien.
Gritos y reclamos se dejaron oír a cada uno, por separado, de los responsables de la operación. ¿La razón? La candidatura a gobernadora va más o menos bien, pero la de los diputados locales va en picada y sin la segunda, no tiene caso la primera. El exgobernador usó todo su poder de convencimiento, de motivación para recoger deseos de levantar las campañas, pero las respuestas no le gustaron y entonces vino el regaño y la amenaza.
Otro sector de operadores, responsable de la identificación de los votantes que han sido cooptados con copia de credencial de elector, como lo reveló el portal e-consulta de Rodolfo Ruiz, empezó a ser auditado, verificado, por una pléyade de estudiantes de tecnológicos estatales, de vacaciones, a quienes los maestros les prometieron unos 2 mil pesos por semana más viáticos para dar seguimiento a los pronósticos de votos a favor. El resultado tampoco ha sido positivo.
La desesperación por confirmar el triunfo electoral en el estado de Puebla, diputados locales y gubernatura, está sufriendo tropiezos.
Una prueba más son los números arrojados en la encuesta de Reformaaparecida hoy donde más que una moneda al aire, más que un empate técnico, los datos hablan por sí mismos.
La “sombra” de Moreno Valle en caso de ganar su esposa está identificada en 78 de cada cien electores. Y, por si fuera poco, 69 de cada cien, se pronuncia por un cambio de partido en el gobierno.
O sea, más claro ni el agua. Sólo queda el recurso de aumentar los números negativos del candidato de Morena, Barbosa, pero para eso está en su defensa la ola de López Obrador que le dará el espaldarazo en el cierre de campaña.
O por lo menos, así me lo parece.
