Por César Musalem Jop
1.- Luis Echeverría Álvarez, hombre honesto, casado con una hija de próceres de La Perla de Occidente, y accediendo gracias a ser miembro de la Guardia Pretoriana por décadas, a la presidencia de la República; abrió La Caja de Pandora Mexicana, de donde escaparon todos los males fermentados durante décadas de omni gobierno, omni partido político, omni casta organizada en forma castrense: mucho gobierno, poca sociedad, inexistencia de presencia internacional.
2.- Hombre altamente metodizado física y mentalmente, conserva su físico atlético y su lucidez mental hasta la vejez; fue respetuoso de una sociedad donde los valores criollos y mestizados eran respetados a plenitud. Para los días corrientes ninguna revista de escándalos hubiese denunciado conductas anómalas de un esposo, padre, hombre del común. De él, hasta el más exigente crítico pudibundo hubiese dicho: “ni puto ni ladrón”.
2.1.-Estuvo a la altura del tamaño social de esos días, donde la represión militar, o policíaca, era aplicada diariamente, con la complicidad de la Mass-Media existente, o la indiferencia de los líderes de las diversas iglesias judeo-occidentales-cristianas, incapaces de disentir contra actitudes poco cristianas: homicidios, encarcelamientos, desapariciones de líderes disidentes de la Gobernación existente. Lo que realizó como gobernante queda para la Historia Patria, pero Puebla, (“que no es isla ni planeta aparte de México”, Gustavo Abel Hernández Enríquez), vivió lo que corresponde y aún existe en nuestra MATRIA: la democracia electoral.
3.- Una perla de Gran Oriente, tamaño equilibrado para engarzarse en metal eterno, es lo vivido en la UAP, en los días en que un gobernante ajeno a la Guardia Pretoriana Echeverrista: Alfredo Toxqui Fernández de Lara, luchaba por re- institucionalizar lo erosionado, lo poblano perdido, ante los ojos de toda una nación convulsionada por la desaparición de poderes ejecutivos por aquí por allá.
4.-Lea sí le place, lo descrito por el combatiente estudiantil, ahora académico reputado, doctorado con honores, autor de seis o siete textos de política: Doctor Alexandro Gallardo Arroyo, en el homenaje anual al ciudadano del común: Alfredo Toxqui Fernández de Lara.
Con gran reconocimiento vengo a honrar la memoria del Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara, un gobernante que supo crear consensos sociales y que con gran visión concibió grandes transformaciones en el Estado de Puebla, por lo que nuestro amigo siempre tendrá la gratitud y el aprecio del pueblo.
No es fortuito que después de décadas de su gobierno, el Dr. Toxqui, caminara solo en las calles, ante los ciudadanos que le prodigaban afectos y respetos.
Sin duda se trata del único caso de un gobernante extraordinario que merece un sitio especial en la historia de Puebla. Por eso acudo a compartir algunos episodios de la vida de ambos.
Situaciones que por su importancia reconstruyen los juicios históricos que, al descubrirlos y analizarlos, se cultiva la verdad, para interpretar la historia contemporánea de Puebla. Descubrirla y analizarla a fin de acabar con los mitos.
Agradezco también a la familia del homenajeado por esta valiosa invitación, para compartir algunos pasajes de la gestión del Gobierno del Estado durante 1974-1980, periodo álgido y controvertido.
Nuestro personaje, no necesita incienso, basta revisar algunos procesos para dialogar con él, sacando a la luz seres anónimos y la parafernalia de esa época.
Los grandes hombres que han conmovido a los pueblos, deben estar preparados para dialogar en el tiempo, porque “el pasado no era simplemente lo que había quedado atrás, sino lo que se halla en el corazón del presente” (Walter Benjamín).
Nuestro personaje, hizo normas e impulsó generaciones de políticos; el Dr. Alfredo Toxqui Fernández de Lara, oriundo de esta milenaria Cholula, forjado en la cultura del esfuerzo, desde muy joven, se destacó como estudiante, luego como médico y humanista.
Esta disciplina le permitió brillar como político. Siendo diputado, senador, dirigente social, profesionista, diplomático, presidente municipal; pero el cargo más difícil que desempeño fue el de Gobernador del Estado de Puebla, durante un compulsivo periodo que en otra dimensión lo asemeja con otro gran visionario: Don Aarón Merino Fernández.
El Dr. Alfredo Toxqui, quien estableció las bases técnicas, jurídicas y políticas del desarrollo de la Puebla de nuestros días.
Los conceptos del Escudo de Puebla de esa época: Unidos en el Tiempo, el Esfuerzo, la Justicia, el Trabajo y la Esperanza. Se cumplieron cabalmente en varios aspectos de la vida pública, ya que durante su gestión el Estado de Puebla se incorporó al nuevo federalismo fiscal, que, a través de la naciente Ley de Coordinación, aseguró mayores ingresos para un estado que con pocos recursos, logró grandes resultados.
Al imponer límites a la inversión de los recursos públicos a través de la Ley de Obra Pública, estableció que: “El cincuenta por ciento del presupuesto, se invirtiera en la región Angelópolis, para obligar la aplicación del restante; 50 por ciento, en los 201 municipios”.
Este criterio jurídico, permitió el desarrollo regional que la naciente ley de Planeación en el Estado, permitió el enriquecimiento de las 7 regiones económicas, que hasta la fecha se mantienen, pero no el criterio de aplicación presupuestal que hoy permite la concentración de la inversión en una sola región, hasta por un 80 por ciento.
Este contraste, lo permitió la reforma a la referida Ley, el gobierno de Manuel Bartlett Díaz.
Era otro México, y Puebla impulsaba el desarrollo agrícola, industrial y los servicios bajo criterios del modelo estabilizador.
Al Dr. Alfredo Toxqui le correspondió desempeñar el honroso cargo de Gobernador, en los últimos años del modelo nacional y consecuentemente del Estado de Bienestar, que creó la revolución mexicana.
Entre otras cosas, impulsó la creación del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores al Servicio del Estado de Puebla; y con ello concilió intereses y proyectó esperanzas al consolidar el sustento burocrático, fortaleciendo al derecho social. Que hoy se vé amenazado por la privatización neoliberal.
Al final de los años de la guerra fría, se viven en Puebla grandes contradicciones, entre el debate de la Puebla de los Ángeles, levítica y conservadora, que tenía una profunda raigambre que movilizaba conciencias e inconciencias a nombre del rezo por la paz y las proclamas anti-comunistas”, lo que refrendaba el conflicto con “la Puebla de Zaragoza”.
La lucha por la modernización política, propició largos enfrentamientos entre Carolinos y Fuas, cuya animosidad, decayó con la creación de la Universidad Popular Autónoma de Puebla en mayo de 1973. Lo que impulsó el posicionamiento de antidemocráticos disfrazados de “comunistas”, debidamente resguardados desde las altas esferas del poder federal.
Esa confusión fue alimentada artificiosamente, al extremo de crear fantasías como “movimientos revolucionarios”, cuyos dirigentes no habían leído a Marx, pero estaban haciendo la “revolución”, al amparo de la nómina universitaria con los mitos de un discurso petrificado.
Las creencias de un extremo se trasladaron a otro, y las prácticas stalinistas impusieron una cómoda dictadura burocrática que atacó todo aquello que no procedía del comité estatal del Partido Comunista Mexicano, Sección Puebla.
NOTA.- Continuará la parte II.
NUESTRA CASA.- Ir a la Flor de Puebla a comprar pan caliente, y encontrar después de las 20 horas al Dr. Alfredo Toxqui haciendo lo que se hace en una panadería era insólito; para mí, un transterrado de Roma (D.F.), acostumbrado a ver desfiles triunfales cuando un encumbrado político iba a visitar a sus amantes.