Por Rodolfo Rivera Pacheco
Pues se cumplió el plazo de las mal llamadas “precampañas” de los candidatos a la Presidencia… y no hay mucho positivo qué comentar de ellas.
De entrada, porque de precampañas no tuvieron absolutamente nada, pues en las tres opciones de alianzas por las que votaremos enjulio próximo, nunca hubo más que un pre-candidato registrado. No hubo contienda interna alguna, pues. No sé para qué hace tanta faramalla el INE si todo mundo se pasa la ley electoral por el arco del triunfo.
Segundo, toda la propaganda era… de campaña; aunque al final dijera la “leyenda” de que “solo era para militantes” de cada partido. Payasada.
Ya con respecto a cada aspirante, algunos comentarios.
De Andrés Manuel López Obrador pues es evidente que ha cambiado su actitud rijosa y beligerante de las dos campañas presidenciales anteriores. No sin poco esfuerzo (porque se sigue metiendo en broncas gratis, que luego rectifica y pide disculpas), pero le ha funcionado.
Es el puntero en las Encuestas serias. No se movió en la “precampaña”. Claro, ni para abajo pero tampoco para arriba. Tiene a sus votantes cautivos absolutamente convencidos de sufragar por él… pero ya no sube más. Es difícil que baje en preferencias… pero lo pueden alcanzar los otros si convencen a los indecisos y a los “switchers”.
No ha ganado aún. Lo tienen que entender sus partidarios. Y no pueden gritar fraude desde ahora. Es lo más cómodo siempre.
Si el tabasqueño administra su ventaja y no comete errores garrafales en la campaña, discursos y en los debates… puede ser el próximo Presidente de México. El cómo gobierne y si cumpla sus promesas ya será otra cuestión.
De Ricardo Anaya ha destacado su permanente ataque al PRI, más que a López Obrador. Sus asesores le dijeron que había que tirar primero al PRI y apoltronarse en el segundo lugar de las preferencias y ya luego atacar al Peje.
Lo ha logrado a medias. Tampoco ha subido en las encuestas. Sus contradicciones lo han minado bastante. Sus ataques al PRI fueron desarmados con el video en donde alaba desmesuradamente a José Antonio Meade. Ese fue un buen golpe de los priístas, indudablemente.
Y finalmente, no veo tanta cohesión en la campaña de Anaya en los distintos Estados de la República. No veo que lo apoyen los Gobernadores panistas. Veo aún a muchos críticos y opositores a él en muchos ambientes panistas. Ni se diga en Puebla, donde el morenovallismo no le perdona ni le perdonará jamás que desbancó a la mala de la contienda presidencial a su líder (RMV). Moreno Valle no ha estado y al parecer no estará en la campaña de Anaya… y creo que ni en la de su esposa. También está oyendo a los asesores de que desaparezca de la campaña de Martha Erika… pero eso también es mal visto por el electorado poblano. Lo sé, lo saben… lo sabemos.
Total, Anaya no subió y bajó un poquito en las preferencias nacionales.
De José Antonio Meade tampoco hay mucho qué decir. Obviamente sí subió en conocimiento nacional y eso lo hizo subir un poco en intención de voto… pero sigue estando en un lejano tercer lugar en las preferencias. Vaya, empezó con 3% y ahora ya anda en los 16 o 17%. Efectivamente eso es subir muchísimo… pero sigue estando en tercer lugar a más de 10% de López Obrador.
Y es que su precampaña no tuvo el despegue que hubieran querido los que lo impulsaron (el grupo Videgaray y compañía). Ya es más conocido, obvio… pero sigue sin entusiasmar a un electorado que vota más por la emoción que por el raciocinio. La gente vota por quien la emociona, no por un profesor que parece que da clases.
Y Meade sería seguramente un mejor candidato… si no fuera por la pesada marca negativa que carga a sus espaldas. La gente aborrece al PRI y lo quiere castigar. Aunque el PAN y el PRD también gobiernen mal y haya corrupción de todos los partidos… la gente culpa de todo al PRI y a Peña Nieto. Es terrible su situación.
Entonces, Meade sí subió… comparado con su posicionamiento a la hora de destaparlo, aunque eso lo siga teniendo en tercer lugar. Desconozco si así fue la estrategia de sus asesores (que sé que los tiene y creo que hasta gringos… del tipo que hicieron que Trump ganara). Pero no sé como pueda subir cuatro o cinco puntos mensuales de aquí a julio para poder rebasar a López Obrador.
¿Ha habido remontadas de tantos puntos en las encuestas? Sí, indudablemente. Pero son casos verdaderamente excepcionales. El que yo recuerdo es el del panista Antonio Sánchez Díaz de Rivera en Puebla capital, quien al comenzar la campaña aventajaba a Blanca Alcalá por unos 15 puntos porcentuales y perdió por otro tanto casi igual. ¡O sea una remontada de casi 30 puntos! Pero repito, fue un caso excepcional y… López Obrador no es Toño Sánchez Díaz de Rivera.
¿Qué hará el Gobierno federal para no perder? ¿Bajar la gasolina de los infames niveles que hoy cuesta? ¿Bajar las tarifas de la CFE? ¿Bajar el gas? ¿Regalar dinero? ¿Meade se volverá aguerrido y polémico, con el riesgo de parecer fingido? ¿Usarán a su esposa como punta de lanza para la campaña? ¿Prometerá que desaparecerá al PRI o se deslindará de Peña Nieto? ¿En serio tendrán un as bajo la manga que todos desconocemos?
No tengo idea. Lo que sí sé es que si Meade sigue como hasta la precampaña que ayer terminó, puede perder irremediablemente la elección presidencial.
En la próxima columna les digo mi opinión “análisis” de la precampaña… en Puebla, que acá se pondrá más buena que la presidencial, pues aquí NO hay nada seguro.