Por Jesús Manuel Hernández
El calificativo de “sátrapa” ha sido empleado peyorativamente para definir al representante de los reyes Persas que en la antigüedad abusaba del poder y se convirtió en un personaje déspota con poder absoluto sobre los gobernados. La “satrapía” era una especie de provincia del imperio y a su gobernador se le decía “sátrapa”.
El concepto fue aceptado por la Real Academia de la Lengua Española bajo la definición de “persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder”. Sus sinónimos suelen ser: tirano, ladino, marrullero y el más radical “dictador”.
En cambio, los antónimos de sátrapa son: dadivoso, generoso, magnánimo, liberal y el más amplio “demócrata”.
Aristóteles decía que “Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará”, o sea los sátrapas también se rodean de hombres malos.
Las referencias vienen a cuenta por el artículo publicado este domingo 10 de septiembre en la revista Proceso número 2132, bajo el título “De la confusión y la confrontación emerge Anaya”, firmado por Álvaro Delgado quien entrevista al diputado federal y ex presidente del PRD, Agustín Basave sobre los alcances del Frente Ciudadano por México que a su juicio busaca terminar con el régimen presidencial y sustituirlo por uno parlamentario.
Un párrafo se refiere a Moreno Valle y no tiene desperdicio. Aquí la cita:
“La cautela domina a los dirigentes frentistas sobre el candidato presidencial, aunque Basave ya les advirtió que jamás apoyará a Rafael Moreno Valle, exgobernador panista de Puebla, revela al reportero. ‘Si Moreno Valle es el candidato, renuncio al PRD, renuncio al frente y me voy con Andrés Manuel. ¡Es un sátrapa!’” Fin de la cita.
En febrero del año pasado el consejero estatal del PAN, Hilario Gallegos Gómez había usado el término para referirse a Moreno Valle, dijo sobre la alianza PRD-PAN, que realmente se trataba de una alianza entre el morenovallismo y el PRD, “porque al final de cuentas, ese sátrapa y corrupto controla el PAN”.
Claro que no es lo mismo la declaración de Gallegos en un diario de la capital poblana a una afirmación de Agustín Basave en la revista Proceso.
Pero en ambos casos, todo lleva a concluir que cada día avanza más la percepción de cómo definir al exgobernador de Puebla, que por supuesto no es ni liberal y menos demócrata.
O por lo menos, así me lo parece.