Por Jesús Manuel Hernández
La cooptación de cinco senadores militantes de Acción Nacional a favor de los intereses del PRI, es un ejemplo más de la complicidad que existe entre los grupos políticos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, como se ha venido diciendo tiempo atrás. Primero Calderón apoyó a Peña a ganar el Estado de México, luego boicoteó a Josefina Vázquez Mota y dejó llegar al representante de Atlacomulco a Los Pinos.
La comparsa sigue. Fue el calderonismo el que apoyó la inclusión de Rafael Moreno Valle al senado cambiando de partido y luego su postulación a gobernador; Peña no lo ha cuestionado nunca, al contrario, se ha notado el apoyo desde presidencia al gobierno panista de Puebla.
La misión de Lozano Alarcón, evidencia sin duda el contubernio entre ambos grupos a los que se les ha llamado coloquialmente “PRIAN”.
El tema de fondo es restar fuerza a Ricardo Anaya que puede levantar un movimiento popular en contra del pase automático del procurador a Fiscal General; ya hay muchas voces que cuestionan la llegada de Raúl Cervantes bajo la consigna #VamosPorUnaFiscalíaQueSirva. Y es que Cervantes será la tapadera ideal de las complicidades de Calderón con Peña.
Pero no sólo esa es una muestra de la complicidad entre ambos partidos, la revelación de una grabación del espionaje ordenado por Moreno Valle a los actores políticos de Puebla deja ver claramente los acuerdos por debajo de la mesa entre Jorge Estefan Chidiac y Antonio Gali, concuños al fin y al cabo, y abre un espacio a la especulación de si la derrota de Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz fue cierta o pactada.
En campaña Estefan se sentó con su sobrino, Tony, con Eukid Castañón y Edgar Chumacero como testigos para “pactar” el cese de ataques entre ambos candidatos, un asunto que se antoja, a la luz de las grabaciones, como una actuación para hacer creer que había división.
El otro detalle es la parte donde Blanca Alcalá refiere que es una mala señal para ella que a su hija Karina Romero, que habla idiomas, no le den una comisión más importante en su papel de regidora y la hayan dejado en “Juventud y Deporte”. Estefan claramente reconoce que Rafael Moreno Valle es quien ordena todo lo que hace Gali y que él nunca se peleará con su concuño.
El caso es que tal vez a Blanca Alcalá se le haya olvidado que cuando inició su desempeño como Presidenta Municipal de Puebla en febrero de 2008, el propio Antonio Gali, a quien nadie veía como futuro gobernador, le pidió que recibiera a su hijo Tony que acababa de terminar la licenciatura y tenía interés en la función pública y el turismo. Blanca mandó a Tony Jr. con la directora de Turismo quien obedeció instrucciones y mandó al hoy hijo del gobernador a atender el módulo de turismo municipal en el Centro de Convenciones. Evidentemente Gali López, no se presentó.
Como diría el clásico, “polvos de viejos lodos”.
O por lo menos, así me lo parece.