Por Jesús Manuel Hernández
La postura asumida por el poblano Miguel Barbosa desde la bancada perredista del senado, más que un apoyo a López Obrador, significa también un rompimiento con el morenovallismo que no pudo defender Luis Maldonado y se lleva entre las patas del caballo a Miguel Ángel Mancera y al bloque conocido como de los “Chuchos”.
El poblano ha dado un paso sin retorno con lo que la izquierda, por lo menos la que él representa, asume un papel protagonista, se mueve, se muestra de avanzada y se coloca en el vértice de la nueva realidad política de Puebla.
No es sólo el llamado de Barbosa a sumar con López Obrador, es el movimiento de izquierda en Puebla que está tendiendo un puente de plata con MORENA y con ello surge la opción de formar un bloque común contra el PRIAN en el coto de poder del morenovallismo, lo que abre otras expectativas para la gubernatura de 2018.
Barbosa bien podría convertirse en el candidato de la izquierda al gobierno, o ser el operador de la estrategia para impulsar a un personaje con ese mismo objetivo.
Al morenovallismo se le están acabando las fichas de la operación, Fernando Manzanilla y lo que significa, y ahora Miguel Barbosa, más la cantidad de firmas que se vienen reuniendo y los actores del poder que aún no dan la cara para sumarse públicamente al proyecto.
Un personaje importante en las siguientes maniobras podría ser en el escenario empresarial Yeidckol Polevnsky Gurwitz, actual secretaria del partido, quien anteriormente fue presidenta de Canacintra nacional. Durante su paso por esa responsabilidad animó muchas de las reuniones político empresariales de Puebla.
Aún no ha dado la cara aquí, o por lo menos no ha trascendido, pero no sería extraño que muy pronto, la rama empresarial de MORENA, con Alfonso Romo a la cabeza, hiciera su aterrizaje en el corazón del empresariado, en el Club de Empresarios por ejemplo, con dos o tres cartas que van a sorprender.
El escenario empieza a recibir a nuevos actores, los reflectores no permanecen estáticos en la izquierda, mientras en el PRI crece el desasosiego y se cumple el primer mes del nuevo gobierno y la ausencia pública del PRI como un partido de oposición.
O por lo menos así me lo parece.
