Por: Rodolfo Rivera Pacheco
El grave suceso de este lunes en las inmediaciones de la Junta Auxiliar de San Lorenzo Almecatla del Municipio de Cuautlancingo y los límites con el Estado de Tlaxcala, cuando reventó una toma clandestina de hidrocarburo (¿Diésel? ¿Petróleo?) pudo haber terminado en una norme tragedia, ante la incapacidad evidente de autoridades estatales y municipales de Puebla.
El enorme chorro de combustible era de película (escenas clásicas en las que a principios del siglo XX, los pozos petroleros eran perforados en Estados Unidos) y el derrame en los fraccionamientos aledaños fue evidente, ante el terror de los habitantes por lo que pudo haberse provocado, ya fuera un enorme incendio de proporciones dantescas o bien todo lo que las sustancias químicas dañinas vertidas puedan provocar en la salud de la gente (yo mismo vi un brutal incendio en un ducto de PEMEX provocado por una toma clandestina en las orillas de la autopista Puebla- Orizaba, en las inmediaciones de Palmar de Bravo hace unos dos o tres meses… las llamas se elevaban a más de treinta o cuarenta metros de altura).
De entrada, el deslinde que hacen las autoridades de Puebla es absurdo y debería preocuparnos (si no de absoluto cinismo): Siguen sosteniendo que las tomas clandestinas en los ductos de PEMEX y el robo en general de combustibles son temas de incumbencia federal. Y quizás eso sea cierto, hay evidente incapacidad o complicidad clara de personal, directivos o supervisores de la parestatal petrolera para no darse cuenta de la actividad de los llamados “chupaductos”, hoy también conocidos como “huachicoleros”.
Pero que en el Gobierno de Puebla no se curen en salud: No es posible que una actividad en la que ya están participando comunidades enteras en el llamado “Triángulo Rojo” del Estado (Tecamachalco, Palmar de Bravo, Quecholac, Acatzingo, Tepeaca y ahora hasta las zonas de Amozoc, Cholulas y Cuautlancingo) pueda pasar desapercibida por policías estatales y federales.
No. Sabemos que hay complicidades evidentes. Los policías federales (antes “de caminos”) nunca se han caracterizado por ser muy honestos y sabemos que desde hace décadas han sido los que dejan pasar muchos grupos delictivos en las carreteras del país (polleros, migrantes, fayuqueros, y últimamente narcos, sicarios y… chupaductos). Hay mafias enteras en esa corporación, que a veces resuelven a balazos y asesinatos sus rencillas, como hace pocos años lo demostraron en pleno Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Pero la Policía Estatal no se queda atrás. Hace exactamente un año supimos que el mismísimo Director de la Policía, Marco Antonio Estrada y el Jefe del Grupo de Operaciones Especiales (supuestamente la policía mejor preparada y equipada) estaban coludidos con bandas de chupaductos y fueron sorprendidos in fraganti por el Ejército Mexicano cuando vigilaban el transporte de gasolina robada por el rumbo de los Municipios de Tecamachalco y Acatzingo. El escándalo fue nacional, pero el gobierno de Moreno Valle operó para que no se hablara mucho del tema gracias a sendos convenios con las televisoras. De los medios poblanos mejor ni hablemos, simplemente desaparecieron el tema de sus programaciones.
Así que no nos vengan ahora con la idiotez de que el tema de los chupaductos es “federal”, cuando los propios policías poblanos están bien metidos en el asunto. Recordemos que fue por esa razón que Facundo Rosas tuvo que salir por la puerta de atrás de la Secretaría de Seguridad Pública. Hoy ese tema está prohibido de mencionar en los medios poblanos paleros del morenovallismo.
Finalmente, los Presidentes Municipales también tienen que ver en el tema. A no pocos de ellos los han amenazado (de muerte) si no dejan trabajar a las bandas de chupaductos o bien… también se vuelven cómplices en el estupendo negocio que significa vender gasolina robada a no pocos ávidos consumidores. Y no me refiero a automovilistas y traileros que llegan a comprar combustibles robados… sino a dueños de gasolinerías que claro que compran producto ilícito para aumentar de manera exponencial sus ganancias. Si no hubiera consumidores no habría ladrones de gasolina robada.
Y en el caso de Cuautlancigo no sabemos si reír o llorar. El inepto Alcalde Félix Casiano Tlaque no tiene la más remota idea de garantizar seguridad a sus gobernados (como quedó comprobado con la brutal matanza del palenque clandestino). Al contrario, sigue en el negocio de permitir decenas y decenas de fraccionamientos sin servicios, sin agua, sin salidas y desde luego sin seguridad municipal, mediante moches de los constructores (quienes platican con lujo de detalles de a cómo compran los permisos, ante el desorden absoluto y nula planeación).
Eso sí, Casiano ya se ufana de poseer cinco casas, más las que pueda adquirir en los dos años que le quedan de nefasta gestión. Claro, también pregona de que a él “nadie lo toca” por ser amigo y socio del Diputado Federal Miguel Angel Huepa y del propio Rafael Moreno Valle. Una fichita, pues.
¿Chupaductos? Que los persigan otros!!
El robo de combustibles en ductos de PEMEX es, pues, un enorme negocio, en el que están metidos autoridades federales, estatales, municipales e iniciativa privada corrupta –gasolineros- (PEMEX pierde al año casi 20,000 millones de pesos por el robo de combustibles en tomas clandestinas, según datos de la propia paraestatal, aunque yo creo que es mucho más).
Pero que está a punto de provocar tragedias de dimensiones inimaginables.
En serio, ojalá me equivoque.